Bodega Adegas Moure

Entrevista a Evaristo Rodríguez López, co-propietario de Adegas Moure

“El éxito consiste en hacer las cosas bien, confiar en las variedades gallegas y apostar por nuestra tierra, haciendo todo con cariño”

La honestidad, el rigor y el cuidado por el detalle no siempre van de la mano con el éxito. Afortunadamente no es éste el caso de Abadía da Cova, una empresa familiar que ha conseguido con esfuerzo y la dedicación absoluta de Evaristo Rodríguez López y José Manuel Moure Vázquez situar a la Ribeira Sacra en el mapa vitivinícola mundial. Dos de sus  vinos, de exquisita personalidad, han conseguido este año las mejores puntuaciones en la prestigiosa revista estadounidense Wins & Spirits Magazine, el Mencía Barrica y el Moure de Autor. Para Evaristo Rodríguez esto demuestra que  están en el buen camino.

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Abadía da Cova es una bodega multipremiada dentro y fuera de nuestras fronteras, ¿cómo se consigue gustar a tanta gente, hay algún secreto?

Creo que el éxito consiste en hacer las cosas un poco bien, confiar en las variedades gallegas y apostar por nuestra tierra, haciendo todo con cariño y con esmero. Creo que tenemos un buen producto y esos premios a los que hace referencia fueron una buena forma de demostrarnos que estábamos en el buen camino, que nuestro vino gustaba y, evidentemente, estamos contentos. No creo que los premios definan un producto, pero sí te refrendan de alguna manera, y es un orgullo que los demás valoren lo que tú haces.

La bodega, Adegas Moure, tiene sus inicios en 1958, ¿cómo ha sido el camino hasta el presente?

Sí, la familia lleva desde ese año trabajando. El camino hasta ahora ha estado lleno de esfuerzo, perseverancia y de confianza en las castas autónomas, en hacer un producto diferenciado, teniendo siempre clara la filosofía de hacer las cosas honestamente.

¿Son fáciles de encontrar las variedades autóctonas de esta zona?

Las variedades estuvieron, sólo hay que recuperarlas. Durante un tiempo, aquí, dada la dificultad de este trabajo, muchos se fueron escapando hacia variedades más productivas. Lo que se hizo a partir de los años ochenta fue tratar de recuperar precisamente las castas antiguas, algunas de ellas incluso a contracorriente. Cuando nosotros empezamos a plantar albariño  en Ribeira Sacra, aún no había denominación de origen Rías Baixas, es decir que apostamos por esa casta, también recuperamos godello, recuperamos aquellas variedades que no eran para producir por producir, sino producir con calidad, creyendo en este tipo de producto diferenciado. La nuestra es una denominación en donde  está claro que no se puede jugar al volumen, sino que hay que jugar y apostar por la calidad, y hubo un momento que por la falta de rentabilidad se fue a producir y ahí fue donde se implantaron las castas foráneas como jerez, como garnacha, castas que aquí  no daban calidad. También es cierto que contamos con algo a favor, yo creo que a nosotros el cambio climático no nos perjudicó, sobre todo en los vinos tintos, pero tampoco es eso lo que nos define. Nosotros estamos en una zona geográficamente muy aventajada dentro de la propia Ribeira Sacra, estamos muy bien orientados y si encima apostamos por las castas, y hacemos nuestro trabajo siendo respetuosos con el medio, poniendo todo nuestro empeño, creo que ya tenemos bastante camino hecho

Y parece que el tiempo les ha dado la razón.

Totalmente, y no creo que hiciera falta ser un gran visionario. Está claro que las castas autóctonas están adaptadas a las características climáticas de una determinada zona. Lo que no puede ser es implantar las que triunfan en otras zonas, que fue lo que se intentó hacer en muchos sitios. Nosotros no jugamos a eso y tenemos claro que ese no es el futuro. Incluso dentro de las castas autóctonas, a lo mejor no todas  valen y eso lo define el tiempo y muchas circunstancias. La viticultura no es trabajo de un día y no se planifica desde una oficina, sino que hay que observar una y otra vez, cada cosecha es diferente porque las circunstancias climáticas y muchos otros factores que no se controlan, cambian. Por eso nosotros estamos muy volcados en el I+D, colaboramos en trabajos de investigación con otras bodegas, con centros especializados, y nosotros mismos, ya que siempre nos gustó observar e indagar dentro de nuestra propia actividad diaria.

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En 2010, quizás como fruto de esa investigación, sacaron a la venta un vino ecológico. Hábleme un poco de este proyecto.

El proyecto de vino ecológico es un viejo proyecto. Nosotros tenemos claro como filosofía personal que el medio, en una actividad agraria, debe entregarse igual que se recogió, es decir que la actividad productiva no debe estropear el entorno. Es más, nuestro proyecto inicial era producir vino y con los restos de esa producción, elaborar los licores y aguardientes, que lo estamos haciendo, y con los restos de destilar hacer abonos que volviesen a la tierra. Hacer un círculo cerrado completo. Estamos trabajando en ello con la Universidad de Vigo y la de Lugo, y estamos viendo cómo hacer abonos equilibrados para que vuelvan al viñedo, que sean orgánicos, fundamentalmente. Este proyecto no lo abandonamos pero aún no lo hemos completado. Dentro de esto también estaba la idea de hacer producción integrada y prácticamente todo lo hacíamos bajo ese parámetro. La producción ecológica hasta el año 2010 no se pudo hacer porque teníamos dificultades en producir uva bajo esos parámetros, aunque los vinos ya los elaborábamos así y básicamente todos podrían entrar dentro de los parámetros de agricultura ecológica, pero la uva, no. Esto fue hasta hace tres años, cuando encontramos unos productores que se dedicaban a producir esa uva y así lo hicimos. Fue muy bien, conseguimos elaborar  lo que antes se conocía como “vino de paisano”, el vino tradicional de la zona, pero hubo algún año que las uvas no reunían las condiciones adecuadas y no pudimos sacarlo al mercado. Así que nuestro problema es que el vino tiene aceptación pero no siempre se puede producir porque exigimos unos mínimos de calidad. Eso nos pasó el año pasado y éste no sabemos todavía si lo sacaremos o no, aún estamos catando la uva.

Y ya que hablamos de calidad, ¿cómo ha sido la cosecha de este año?

ELa vendimia este año fue dificultosa, fundamentalmente  por la climatología, nos vino al final una climatología lluviosa y todo lo que habíamos conseguido hasta ese momento no es que se estragara, pero no benefició el proceso. No fue igual en todas las zonas de la Ribeira Sacra, hay zonas en las que no hubo casi perjuicios, y otras en las que hubo bastantes. Hay que esperar a ver los resultados porque los vinos aún no están acabados, pero digamos que de los últimos tiempos ha sido de las peores vendimias en prácticamente todas las zonas de Galicia. Eso es lo que decía antes, dependemos de cosas que no controlamos, esto es el trabajo agrario y por eso el vino  no se fabrica, se elabora de forma artesanal, y de ahí todas las dificultades.

¿Qué importancia tienen los orujos y licores en Abadía da Cova?

Una importancia similar a la del vino. Para nosotros, los licores representan tanto a nivel económico como de volumen, un porcentaje similar. Y a nivel de trabajo, menos trabajo de campo, pero el mismo esfuerzo en elaboración y embotellado y, además, mucho trabajo administrativo porque trabajar con alcoholes es más complejo que trabajar con vinos.

Un albariño y cinco mencías, ¿en qué zonas se venden  mejor unos y otros?

Digamos que los vinos del año se venden mejor en el mercado más próximo, es decir, Galicia, mientras que  los mencías de barrica  son los que tienen más demanda hacia la exportación  y hacia el mercado estatal, entiendo que por similitud con otro tipo de productos, por tener  puntos de encuentro con vinos de otras denominaciones geográficas más conocidas. Los vinos del año son más diferentes. Nuestro albariño, que es de gama alta también en cuanto al precio, lo demandan sobre todo del exterior, aunque vendemos algo en Galicia, en sitios muy concretos porque la producción es limitada.

¿Fuera de España, dónde se comercializa Abadía da Cova?

Estados Unidos, desde hace muchos años, Inglaterra, sobre todo con el albariño, Alemania, exportamos incluso a países asiáticos. También es cierto de que exportamos menos de lo que nos gustaría, aunque desde hace tiempo estamos haciendo un esfuerzo importante porque creemos que es vital, pero somos una denominación de origen pequeña, y esta bodega, aunque dentro del contexto de lo que es Ribeira Sacra es una bodega grande, en realidad es pequeña. Hay bodegas en Rioja que elaboran Galicia entera.

Limita estar dentro de una D.O. pequeña por ejemplo en lo que se refiera salir al exterior

Ribeira Sacra es una denominación simpática, pero conocida en la proximidad, precisamente por su dimensión, por su juventud como D.O. porque como zona productora es de las más antiguas que hay. Nacimos tarde, somos pequeños y llevará su tiempo ubicarnos en el mapa, indudablemente, sobre todo porque hay denominaciones muy grandes y muy importantes en el contexto del vino, tanto en Galicia como en el resto del Estado. No obstante, creo que tenemos mucho futuro, somos de las que menos problemas comerciales tenemos, los vinos se están comercializando bien, tienen demanda y mucha aceptación en los tintos. Creo que estamos empezando  a ser el tinto gallego distinto. La uva mencía es en esta zona coge toda su expresión, toda su delicadeza y elegancia. Es la uva más frutal pero con expresión de la tierra en la que se produce, mientras que hay otras en las que la tierra domina a la variedad. Creo que la Ribeira sacra permite hacer vinos de madera, y vinos muy elegantes sin ir a la madera en vinos del año.

¿En qué proyectos están trabajando actualmente?

Seguir trabajando en nuestros vinos para seguir haciendo un producto diferenciado, con otras variedades gallegas. Tenemos plantaciones de otras castas que están más perdidas y estamos procurando recuperarlas y cuando tengamos suficiente volumen, sacar algún vino, seguir mejorando los destilados, que tienen un gran recorrido tanto en la propia destilación como en la mejor del producto, y elaborar cosas nuevas. Nos gustaría sacar productos de valor añadido y queremos seguir trabajando en la viticultura, que es lo que nos apasiona, haciendo vinos  que representen ese esfuerzo.

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