Quinta As Carvalhas

Bodega referencia gracias al trabajo apasionado e inteligente del ingeniero agrónomo Álvaro Martinho

 

Álvaro Martinho, ingeniero agrónomo, lleva trabajando para Real Companhia Velha, propietaria de la Quinta As Carvalhas, desde hace 20 años. Su excelente visión estratégica, su trabajo impecable unido al beneplácito de los propietarios  a todas sus propuestas, han permitido que él y su equipo consiguieran convertir As Carvalhas en una referencia tanto a nivel nacional (sobre todo para las bodegas de la región del Duero) como internacional.

 

Una de las primeras decepciones de su vida fue darse cuenta de que muy poca gente les conocía, es decir, que eran meramente insignificantes. Aquello que Álvaro Martinho entendía sobre la importancia y popularidad del vino O Porto no era real. Fue entonces cuando tomó contacto con la pura realidad de un negocio planetario. Después de viajar un poco por varios países observó que muchas personas no habían probado nunca un vino de O Porto, no conocían sus características ni habían viajado a Portugal. Entonces este ingeniero agrónomo se empezó a cuestionar: “¿seremos tan buenos como pensamos?” A partir de aquí comenzó a fijarse en muchos pequeños detalles que había que cambiar y mejorar para ser más populares y más económicamente rentables. 

El éxito actual de esta Quinta As Carvalhas se remonta a la puesta en marcha de un nuevo planteamiento estratégico. En 1999-2000 en Quinta As Carvalhas, Álvaro Martinho elabora un documento estratégico donde se explica cómo se transformaría esta finca en una finca modelo para que sirviese de referencia para otras fincas, compañías y empresas. Se escoge esta bodega como referencia porque está situada en el medio de la región del Duero, con una historia interesante, un patrimonio vitícola impresionante y una situación geográfica perfecta enfrente de Pinhao y a orillas del Duero. En palabras de este ingeniero agrónomo,  “En 2001-2002 decidimos introducir 4 factores de intervención que debían estar en perfecta sintonía: mejorar la cualificación de la mano de obra, introducir de la viticultura inteligente y de la conciencia ecológica así como reincorporar el patrimonio de esta finca para ser más atractivos. 

El primer factor era la necesidad de conseguir una mano de obra más cualificada por lo que a partir de 2002 contrataron a otro equipo, mejorando sus condiciones laborales siendo la primera compañía de su región en pagar el mismo sueldo a hombres y mujeres. Hoy, Álvaro Martinho presume de tener un equipo de 45 personas trabajando con él en los viñedos de los que el 80% son mujeres. El segundo factor de intervención es la introducción de la viticultura inteligente. Esto abarca desde el uso de sistemas de poda más simples, simplificación de tareas y eliminación de trabajos pesados hasta una mejor utilización de los recursos humanos teniendo en cuenta que la viticultura es una actividad táctil ya que la mayoría de las principales operaciones del viñedo se emplean las manos: poda, cosecha, etc.

El tercer factor es la puesta en práctica de una conciencia ecológica pura. Apunta Álvaro Martinho que “la base del vino son las personas y el medioambiente, no te puede gustar un vino si detrás hay una empresa que explota a personas y al medio ambiente”. Por lo tanto, está en manos de las empresas y sus trabajadores la sostenibilidad y el equilibrio; pero esto se consigue a largo plazo. Además, añade este ingeniero agrónomo “en 2019 empleamos un 70% de pesticidas menos que en 2002 lo que supone una reducción drástica de herbicidas”. Y por último, la reincorporación y recuperación del patrimonio de As Carvalhas lo que ha supuesto la recuperación de muros, jardines, ruinas para conseguir ser más atractivos.

Estos 4 factores llevados a cabo en los últimos 20 años, forman parte de un proyecto que aún no está terminado; pero a grosso modo la gran estrategia cambió y hoy les ha convertido en una referencia a nivel nacional de cómo se puede recuperar y transformar un proyecto retrasado en un proyecto innovador pero tradicional al mismo tiempo.

Por otra parte, apunta Álvaro Martinho que poner en marcha esta gran transformación de As Carvalhas no ha estado libre de dificultades.  Por ejemplo, algunos de los viñedos de la Quinta As Carvalhas parecen perfectos pero la distancia entre las viñas es muy grande y el número de plantas por hectárea son solo 2000, esto significa que hay una rentabilidad muy baja. Por lo tanto, hubo que afinar la estrategia de producción pero esta solución no fue la panacea. Entonces, se preguntaron “¿cómo entender la supervivencia económica de esta finca y cómo responder dónde estaremos dentro de 40-50 años?”   Para dar respuesta a estas preguntas, este ingeniero agrónomo divide la calidad de vino 3 categorías, niveles o grupos. La categoría 1 la constituyen regiones que hacen buenos vinos para atender a todo el público con gran inversión en enólogos, en el marketing, packacking, en los márgenes de producción, en tecnología; que tienen una buena relación calidad-precio. Son vinos buenos, optimizados, que tienen una producción a lo largo de los años consistente gracias a la tecnología y la viticultura homogénea. La categoría 2 la forman aquellos vinos en los que el consumidor que entiende de vino es capaz de reconocer su origen geográfico. Dentro de esta categoría hay vinos procedentes de regiones tradicionales, utilizan muchas veces la genética del terreno usando las variedades autóctonas; construyen los viñedos siempre igual creando un estilo reconocido por todos los consumidores expertos de vino. Pocas regiones del mundo pueden producir este tipo de vinos porque no tienen esos condicionantes de genética, generación tras generación y de consistencia en el estilo de producción. La región del Duero lo hace porque tiene una serie de condiciones naturales que resultan de la genética de las variedades y de eso resulta un vino típico. Y por último, dentro de la categoría 3 se encuentran vinos de categoría 2 pero con una característica más, su longevidad. La región del Duero tiene vinos de hasta 70, 100 o 150 años con cualidades impresionantes. Este vino tiene la capacidad de guardar, embellecer y mejorar, 100 años después, de la cosecha. Son vinos icónicos, no se pueden repetir y pequeñas regiones del mundo lo producen. No toda la región del Duero entero produce este tipo de vino, pero sí en pequeños viñedos, bodegas pequeñas, etc.

Por lo tanto, esta clasificación hace que Álvaro Martinho se pregunte “¿Cuál es la razón de tener esta característica intrínseca que hace que As Carvalhas elabore vinos de categorías 2 y 3?” Y reflexione de la siguiente forma “Tenemos 3 condiciones esenciales para tener vinos icónicos. La primera es las personas que viven y trabajan aquí ya que son diferentes porque en un mundo tan estresante como el de hoy, aquí se vive respetando la naturaleza y los ciclos, para conseguir vinos icónicos; la segunda es el clima mediterráneo muy típico (clima sofocante con 2 estaciones muy bien marcadas) y la tercera es la inclinación del terreno y sus características específicas (roca). 

En definitiva, Álvaro Martinho señala que “cuando hablamos aquí de la agricultura sostenible no es publicidad. Los recursos naturales es la única forma que nos va a garantizar la supervivencia económica para producir vinos de las categorías 2 y 3” Además, añade “la dinámica de las plantas autóctonas, que son las que aquí tenemos, es la de producir muy poco y esto va conseguir en la uva, lo rústico, el sabor, etc. Entonces, estas condiciones singulares (el clima, el terreno, las personas etc.) en equilibrio es el único vehículo para conseguir no ser los mejores si no ser diferentes.” La pasión por su trabajo, su visión estratégica y la aplicación de sus amplios conocimientos a estos viñedos son las que le han llevado a Álvaro Martinho, ingeniero Agrónomo al frente de As Carvalhas, y a su equipo a transformar esta quinta en estos últimos 20 años a través de su excelente trabajo diario. En su opinión, “El vino es más filosófico de lo que se pudiese pensar, la filosofía es pensar en conectar la existencia, los sentimientos, la expresión y la pasión. El vino es filosófico más que una técnica, es placer.”