Rafael Cid

Entrevista a Rafael Cid, director de TVE y RNE en Galicia

«La tierra en la aldea tiene un sobreprecio sentimental muy grande»

Inmerso en la vorágine de dirigir el centro territorial de TVE y RNE en Galicia, Rafael Cid saca tiempo para hablarnos de su pasión por el vino, de los viñedos de la familia y de sus numerosos recuerdos alrededor de la vendimia. Enamorado de Verín, el hogar donde nacieron él y sus tres hermanos, el periodista protagonizó este año el pregón de la Feira do Viño de Monterrei, un honor que asumió «con responsabilidad y orgullo». Aunque, asegura, ya ejercía de embajador de los vinos de su tierra, desde su nombramiento como cofrade se ha empeñado en hacerlo «con mayor responsabilidad, si cabe».

-¿Siendo de Verín, imagino que su relación con el mundo del vino viene de su infancia?¿Qué recuerdos tiene?

En Verín la economía agrícola es fundamentalmente el vino y mis recuerdos de niñez están muy relacionados con la viña, con el cultivo de la uva, aunque en unas circunstancias totalmente distintas a lo que es ahora. Mis padres -aunque mi padre tenía una profesión que le obligaba a estar la mayor parte del año fuera de Verín y de Galicia-, tenían tierras y viñedos y siempre quisieron mantenerlos porque era una herencia familiar. No es lo mismo que tú seas de la ciudad y que compres un solar y que lo vendas o especules, la tierra en la aldea tiene un sobreprecio sentimental muy grande. Y mis padres seguían trabajando esas tierras, a pesar del enorme esfuerzo que esto les suponía muchas veces. De hecho, cuando mi padre tenía un día libre, la agenda familiar consistía en era para ir allí y trabajar, y la agenda escolar también estaba muy condicionada por este tema. Muchas veces los cuatro hermanos veníamos con nuestro padre a trabajar la tierra. Digamos que desde siempre vivimos muy de cerca la labor en las viñas, en los campos… Desde muy pronto interiorizamos eso como algo normal, y luego, cuando volvíamos a nuestra rutina urbanita, acelerábamos el paso. Esto para mis hermanos y para mí fue una escuela de vida muy grande. Era como tener una sociedad anónima familiar, con mucho sentimiento pero que te obligaba a esforzarte, a trabajar, a no perder el paso. En se sentido, fue una maravillosa escuela de vida.

¿Recuerda las vendimias?

Me acuerdo de vendimiar, recuerdo que me gustaba mucho el mosto y también fue en las vendimias donde tuve mis primeros contactos con el mundo de los adultos, trabajaba con ellos. Había muchos portugueses, eran gente extraordinaria, que me contaban de donde venían y gracias a ellos, a sus conversaciones, viajé con mi mente muchas veces a Lisboa, a Guimarâes, a un montón de lugares. Además, en la aldea tenías que asumir responsabilidades muy pronto, y yo con pocos años tuve que dirigir una tropa de gente bastante numerosa. En concreto recuerdo que me gustaba ir a vendimiar una viña donde las uvas eran pequeñas y escasas, de color blanco y tan dulces que a mí me sabían como a miel. Cuando se lo comenté a mi hermana, me dijo que todos querían ir a vendimiar allí, a aquellas cepas de más de cien años que mi madre había heredado de mis tíos. Aquello era Godello y en aquel momento faltaban aún muchos años para que esta variedad fuera reconocida como lo es ahora.

¿Mantienen esas viñas de las que me habla?

Sí. Con el paso del tiempo, como todo trabajo agrícola, el sector del vino ha ido mejorando mucho en Galicia. Es una actividad más profesionalizada, con bodegas tecnificadas, y eso ha ayudado a conseguir el prestigio del que goza ahora del vino gallego. Mis padres siguen trabajando las viñas y nosotros, cuando podemos, también vamos a cuidarlas. En vendimia, por ejemplo, mis hermanos y yo siempre buscamos días para ir.

Además, para mí las viñas tienen un aspecto terapéutico. Yo le recomendaría a quien esté agobiado, con estrés o ansiedad que se vaya un atardecer a las viñas en primavera. Yo he ido muchas veces y cuando el aire mueve las hojas, se produce una especie de sinfonía, es una auténtica pasada. Con mi padre, que por su educación es una persona muy introspectiva, he tenido unas conversaciones tremendas con esa sinfonía de fondo. Se lo recomiendo a todos.

¿Son tan importantes para su familia?

Cuando éramos pequeños, mis padres nos dijeron una frase que no se me olvidará nunca, que estudiáramos, que si hacía falta ellos vendían las viñas. Con el paso del tiempo vuelves sobre esa frase y te das cuenta de todo el sentido que encerraba, de todo lo que suponía para ellos.

-Este año fue pregonero de la Feira do Viño de Monterrei, ¿cómo fue la experiencia?

Cuando me llamaron para que leyese el pregón, la presidenta de la Denominación de Origen me pidió que lo hiciera en primera persona, así que parte de lo que estoy contando en esta entrevista también lo recordé ese día. Cuando me lo propusieron fue una sensación de orgullo y al mismo tiempo de gran responsabilidad porque es un sitio donde me conocen. Pero no podía decir que no, aunque fue claramente un reto, porque al ser de allí te miran con lupa. Pero al final quedó muy bien y yo estoy muy satisfecho de haber tenido ese honor.

-También fue nombrado cofrade de la D.O. Monterrei, qué implica este nombramiento?

Todos los años nombran a varias personas, este año fueron cinco, dos de ellos a título póstumo. Ese nombramiento implica difundir lo que es la feria del vino de Monterrei porque hasta ahora estaba un poco en inferioridad de condiciones con respecto a otras. Empezó más tarde y la denominación es la más pequeña de Galicia, aunque es la que tiene más potencialidad de crecimiento y de calidad de los vinos. Ser cofrade implica algo que siempre hice que es hablar bien de los vinos de Monterrei, y ahora asumo este empeño con más responsabilidad que antes, si cabe.

-Hablando de vinos, ¿por dónde van sus gustos?

Soy más de tinto, desde siempre. Pero la verdad es que últimamente con los vinos que se están haciendo estoy equilibrando mucho mis gustos con los blancos. El Godello, por ejemplo, es una uva con la que se puede hacer muy buen vino en Verín, porque madura muy bien.

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-Dirige el centro territorial de Galicia de TVE y RNE, ¿no echa de menos el periodismo activo?

Hoy en día, como en cualquier trabajo, todos tenemos que hacer un poco de todo. Eso me obliga a hacer trabajo digamos que activo, no sólo de despacho. En volumen en más trabajo, a veces hago labor de redacción o de elaboración de material que nos llega, eso te obliga a estar en primera línea. Por otra parte, hay otro medio que antes desconocía que es la radio. Tengo que hacer muchas entrevistas para la radio, así que no puedo decir que eche de menos el periodismo activo porque lo sigo haciendo.

-¿Qué es lo más difícil de su trabajo ahora mismo, dar órdenes?

Lo más complicado es administrar con los medios que uno tiene las grandes necesidades que hay que cubrir informativamente. Y después, como dices, no es fácil dar órdenes porque tienes que intentar que sean equilibradas, justas y razonadas, y hacerlas cumplir. Desde luego, este trabajo es una escuela para aprender y estoy relativamente satisfecho.

-Presentador, colaborador de diversos periódicos… ¿cuál es el medio que prefiere, dónde se encuentra más a gusto?

La televisión porque su mayor virtud es que necesitas combinar muchos lenguajes, aunque cada vez es un medio más exigente. El lenguaje televisivo de ahora no es el mismo que cuando empecé hace casi 30 años. Hoy la televisión tiene como competencia otros medios televisivos y audiovisuales mucho más rápidos, que necesitan impactar desde el primer momento. Por otro lado, la prensa te obliga, por ejemplo, a elegir otro tipo de narración y tratar de sugerir imágenes y situaciones con lo que escribes, que no es nada fácil.

-Guionista y director de documentales, quizás sea su faceta más desconocida. ¿Algún proyecto en mente?

Ya me gustaría, pero no. Hacer documentales es caro y hacerlos para una televisión es caro porque necesitas mover medios. Además, las televisiones hoy están claramente enfocadas al día a día, al lenguaje puramente informativo, a las noticias. Cuando hice documentales era, evidentemente, algún extra que busqué por mi parte. Y no hablo de extra a nivel económico, que hacer documentales siempre me supuso gastos personales, pero era algo que tenía en mente y quería sacar adelante. Actualmente las circunstancias empresariales y profesionales mías no me permiten ni siquiera pensar en hacer un documental.

-¿Sigue dando clases en la Universidad?

Ya no, di clases durante dos años de guión y edición cinematográfica. Aprendí muchísimo, pero lo dejé finalmente porque la agenda familiar no me daba. En aquel momento tuvimos mellizos y empezaban en el colegio, y no había horas para tantas cosas. De todas formas lo recuerdo como una etapa muy interesante porque me exigió aprender mucho más de algo para tratar de explicar el contenido de las asignaturas a los alumnos, fue apasionante.

-¿Volverá a vivir a Verín?

Sí, porque aunque estuve viviendo en bastantes sitios, para mí y para mi familia Verín es el hogar donde nacimos todos. Fue muy curioso porque somos cuatros hermanos y cuando mi madre tenía que dar a luz, allí donde estuviera, volvía a Verín y a la misma cama. Podía ir a cualquier hospital pero, por lo que fuera, quería que naciéramos en casa y en Verín. A mí es un lugar que me gusta mucho, me permite andar en bicicleta porque es muy llano, y es algo que me encanta. Tienes a Portugal muy cerca, estás a tres horas y media de Madrid, a hora y media de Santiago, estás muy bien comunicado… Y después tiene una gran riqueza, es un valle rico en huerta, en vino, tiene cinco manantiales de agua. Así que sí me veo volviendo a vivir allí, para mí Verín es aire libre, es naturaleza…