“Hablemos del futuro de la viticultura gallega” con esta premisa el museo del vino de Galicia organizó una jornada de conferencias el pasado mes de abril, donde entre otros ponentes de relevancia dentro del mundo vitivinícola, el gallego Miguel Crunia que ocupa el numero catorce entre los 25 mejores sumilleres del Reino Unido elegido recientemente por la prestigiosa revista especializada Harpers Magazine y que dirige una empresa de distribución y eventos del vino en Escocia, expuso la situación y posibilidades de los vinos gallegos en el Reino Unido.
El Reino unido es un país con una gran tradición como consumidor de vino. Con permiso de la cerveza, el vino es, casi casi, bebida nacional. Su consumo está muy arraigado e incluso se tiene constancia de archivos medievales en los cuales se puede trazar la entrada de vino gallego (de Ribadavia) a los puertos de Bristol, Londres o Edimburgo en los siglos XIV y XV. El hecho de que el Reino Unido no produjese vino de manera considerable como para afirmar que existía una industria nos pone en una situación de ventaja ya que, los isleños, han sido grandes importadores (a la par que grandes bebedores en términos educacionales) de nuestros vinos.
Hoy en día, el vino sigue teniendo un peso importante dentro del día a día del consumidor británico, sin embargo, si queremos salir a competir a un mercado tan competitivo como el suyo, primero, tenemos que entender cuál es la situación socio-económica actual y como, ésta, está dibujando los nuevos patrones de consumo porque, sólo así, sabremos si hay esperanza para la penetración de las pequeñas adegas.
El propósito de esta ponencia ha sido el afirmar que, a pesar de partir con outlooks negativos, el Reino Unido es una buena vía de comercio para las pequeñas bodegas gallegas si somos capaces de encontrar las oportunidades y se crea una estrategia de penetración fundamentada en datos concretos. Por eso creí necesario empezar con una serie de gráficas extraídas del último informe del ICEX en el que se desmiga como es el mercado de vino español en UK y nos da un perfil detallado no sólo de cómo se comportan los consumidores de vino español, si no de que percepciones tienen sobre nuestros vinos.
En el Reino Unido el consumo de vino se ha estancado. Este dato negativo viene dado por el aumento del coste de la vida debido a una fuerte inflación que conlleva, consecuentemente, el aumento del precio de los vinos. Los consumidores ven con pesimismo su futuro y no les queda otra que mirar ‘muy mucho’ en qué se gastan el dinero porque, aunque los salarios han permanecido estables hasta el pasado 1 de mayo (donde hubo una subida del salario mínimo interprofesional) sus ahorros y la cantidad destinada al gasto de diario se han visto encogidos.
Cerca del 90% del vino español vendido en Reino Unido lo hace en los lineares de las grandes cadenas de supermercados.
Esto conlleva que se modere el consumo de alcohol. En datos, el consumo de vino en casa ha bajado un 10% y, el consumo de cenar fuera de casa en cerca de un 40%. Se bebe menos, sí, pero cuando se hace se considera el vino casi como si fuese un premio. Una recompensa personal, por lo que no se tiene reparo en gastar más por botella ya que lo que se busca es la calidad.
En ese afán por beber bien, el mercado de vino orgánico y sostenible presenta notables crecimientos (un 7%), aunque se prevé que se estabilice en torno a un 10% del total de vinos vendidos en UK en los próximos años.
Sólo el 40% de bebedores de vino en UK se postulan como bebedores de vino español, por lo que hay margen de mejora.
La imagen del vino español está fuertemente relacionada con el término ‘affordability’, es decir, que la gente se los puede permitir. El value per money es nuestra gran ventaja competitiva pero también nuestra gran losa porque las expectativas del consumidor final es la de pagar de media por botella unas £8.2. Menos de £6.2 libras sería gastar demasiado poco y, dependiendo del tipo de cuvée, más de £17.5 sería estar pagando mucho.
Se nos sigue asociando con el vino a granel ya que los supermercados se siguen abasteciendo con muchos vinos de marca blanca o de embotelladoras.
A pesar de tantos siglos de historia haciendo vino, no somos buenos a la hora de comercializar nuestros vinos dentro del mercado de vinos top y de lujo. No nos posicionamos bien en ese segmento.
No se nos ve como un país diverso y rico en regiones ya que se nos asocia con vinos pasados de moda. Es decir, con vinos muy tánicos, muy maderizados. En definitiva, con los vinos que pierden popularidad en una época en la que se buscan vinos de perfil más fresco y ligero.
Después de haber pintado un panorama tan negativo, cabe decir que es precisamente esto lo que nos pinta un escenario de gran potencial para los vinos gallegos en el mercado británico
Por una parte, tenemos un consumidor muy concienciado con lo que bebe. Un 40% considera que la sostenibilidad (tanto de las prácticas llevadas a cabo en viñedo como en bodega) sumado a la historia personal y ethos de cada una de las bodegas es de vital importancia antes de soltar la ‘pela’. Además, un 45% compra en las llamadas ‘indies’, es decir las pequeñas tiendas de vino independientes y especializadas, que son en las que se ven proyectos personales y particulares siempre ligados con la calidad.
La ‘premiurización’ de la compra es una realidad. Muchos consumidores se permiten darse caprichos. Además, estos mismos consumidores, recomendarán los sitios donde hayan adquirido vinos donde perciban que obtienen tanto valor como calidad por el dinero invertido.
Un quinto de los consumidores busca descubrir vinos de regiones nuevas. Tienen sed por descubrir cosas diferentes.
¿Dónde nacen nuestras oportunidades?
Es un resumen de todo lo anterior. Esas oportunidades residen en que se buscan vinos auténticos, con diversidad de estilos, donde primen las variedades autóctonas, vinos que nos hablen fidedignamente de terruño, en los que la calidad exceda las expectativas que nos permitan posicionarnos en un mercado más premium. Que sean vinos elegantes y de perfil más fresco, hechos de manera sostenible, primado la historia personal y los pequeños proyectos sobre las macro-producciones y los vinos industrializados.
Esto suena a algo, ¿verdad? Porque todo lo anterior, para mí, es sinónimo de lo que es Galicia.
Lo que hay que llegar a conseguir es el dar en el clavo para poder comunicar toda esa riqueza vitivinícola para poder crecer en el mercado británico teniendo visibilidad y creando valor añadido (reputación).
Las buenas noticias es que, en tiendas especializadas y alta restauración, Galicia mola. En lo que tenemos que mejorar es en el no comunicar esa asociación monovarietal con cada una de nuestras regiones para poder conseguir que se nos vea como una región productora de vinos de terruño, con capacidad de guarda y con una riqueza plurivarietal que responde a esa suerte de poligamia viticultural fruto del minifundio y de que las gentes hacían los vinos en el viñedo.
Director en Fìon
#7 en el Top 50 Sommeliers in the UK 2024
Autor del blog Atlantic Sommelier