Adega Vía Romana

Entrevista a Juan Luis Méndez, gerente de Vía Romana

“Si somos capaces de potenciar el Camino de Invierno y el Patrimonio de la Humanidadla Ribeira Sacra se revoluciona”

Con “el vino que no entiende de prisas”, la familia Méndez ha conseguido conquistar el mercado gallego y nacional, pero también otros más exóticos como Nueva Zelanda, Corea del Sur, Japón o Cuba. Juan Luis Méndez, gerente de la bodega, una de las más importantes de Ribeira Sacra, nos explica en esta entrevista las claves que han convertido a Vía Romana en uno de los tintos gallegos más prestigiosos

El origen de Vía Romana es una bodega del siglo XVI, restaurada en 1998. ¿Cómo se consigue dar el paso de la tradición a la modernidad sin perder la esencia? ¿En qué consistió la restauración?

2via romana02

Nosotros compramos la bodega en el año 97 y empezamos a restaurarla en el 98, que fue también el año de nuestra primera añada. Ésta era una bodega cuya construcción de base data del siglo XVI, que pasó por varias manos y que antes de que la cogiésemos nosotros, llevaba abandonada ocho años. Mi familia viene del mundo del vino -empezó mi abuelo, siguió mi padre- y de lo que de verdad teníamos ganas era de hacer algo con valor añadido en Chantada, porque somos de  aquí. Sabíamos que ésta era una zona con un potencial de calidad muy importante y creíamos que se merecía una marca relevante a nivel de tintos gallegos. Entonces, lo que hicimos fue comprarla y apostar por restaurarla, un trabajo que nos llevó casi tres años y que se hizo piedra a piedra para que todo fuese natural, como si llevase aquí toda la vida y se mezclase con el entorno, basándonos para ello en la piedra y en la madera. La base de este proyecto era que la gente visitase la bodega, porque una de nuestras mejores armas es la belleza de esta zona. Y ése fue justamente el cambio: antes los vinos que había aquí eran más para el consumo local, regional, como mucho; pasamos a ser más ambiciosos haciendo una importante inversión para crear una marca gallega, que se pudiese vender a nivel nacional y que se pudiese exportar.

¿Qué hace tan especiales sus vinos (Vía Romana Añada Mencía y Godello, Vía Romana Selección de Añada y Vía Romana Barrica)? ¿La larga estancia en bodega y después en botella influye?

Desde el primer año, lo que hemos hecho es trabajar mucho la viña. Tenemos varios pilares en nuestra forma de trabajar, entre ellos, la poda en verde de viñedo. Es decir, bajar rendimiento en cepa para aumentar en calidad. Con esto conseguimos unos vinos con estructura, con potencia que, con el tiempo que pasan después en depósito y en botella, redondean. Con lo cual,  consideramos que son unos vinos diferentes, con una acidez más controlada. Esa estrategia en la forma de elaboración, que llevamos haciendo desde el primer día, lo intentamos reflejar en nuestro eslogan: “El vino que no entiende de prisas”. Una frase que nosotros ampliamos a lo que se refiere a la elaboración y al momento en el que se bebe. Es un vino para disfrutar, ése es nuestro enfoque. Tranquilidad en la elaboración, el trabajo en viñedo y, otro punto muy importante y que está en el medio, la mesa de selección. En vendimia, no queda una caja sin dar la vuelta en la mesa de selección para elegir lo perfecto. Es la máxima exigencia: no pasa un racimo sin que veamos si puede entrar o no. Otro punto importante es el no uso de bombas. Al tener la sala de vendimia en un nivel superior a la sala de elaboración, según estamos haciendo el proceso está entrando la uva en el depósito por gravedad. No se machaca la uva, está prácticamente entera para hacer la fermentación. Con eso conseguimos que las pepitas no se rompan, de manera que no tenga astringencia el vino. La suma de todas esas pequeñas cosas da como resultado algo diferente.

¿Fue difícil introducir un vino blanco en la D.O. Ribeira Sacra? Porque sin duda es algo que llama la atención.

Nosotros empezamos creando ‘familia’ en Vía Romana. Primero fue Vía Romana Mencía. Después, Vía Romana Selección de Añada, que es también con Mencía pero de unos años muy especiales que solamente embotellamos en magnum y que están 25 ó 30 meses en depósito, después están otros 12 ó 16 meses embotellados antes de salir; es decir, lo mimamos. Posteriormente vino nuestro caldo de barrica, en roble francés, que está entre 7 y 11 meses, no más porque creemos que lo que hay que vender es variedad, no barrica; preferimos mantener en esa elaboración las características de la Mencía. Y claro, el cuarto era el blanco y apostamos  por el Godello. Creemos que el Albariño se elabora muy bien donde se hace. Rías Baixas es la número uno en el mundo y pienso que sería una guerra en la que tendríamos muy difícil ya no ganar, sino simplemente competir. El Godello nos pareció una variedad muy interesante, con mucho futuro, y aún estando Valdeorras haciéndolo maravillosamente bien, la Godello en la Ribeira Sacra se adapta perfectamente. Y buena prueba de ello es que nosotros llevamos dos años en el mercado con este vino y hemos tenido siempre premios en las dos añadas que hemos elaborado, compitiendo con blancos de toda Galicia y nacionales muy valorados.

2via romana03

Pero imagino que más de uno se sorprendió.

Sí, es cierto. Se sorprendieron un poco porque en la Ribeira Sacra un blanco no es lo habitual. Elaboramos poco, no es fácil sacar 50.000 botellas. Nosotros estamos entre las 6.000 y las 9.000, lo que podamos conseguir. Nosotros tenemos muy claro que en Vía Romano lo que se hace, se hace bien o no se hace.

Su producción anual está en torno a las 150.000 botellas. ¿El objetivo es mantenerse o aumentar?

Depende del año. Nosotros elaboramos lo que podemos con las características que queremos. Normalmente estamos entre las 150.000 y las 200.000 y el objetivo es mantenerse. Para nosotros no es tanto una cuestión de cantidad como de calidad. No queremos trabajar con cupos y tampoco dejar el mercado desabastecido. Sabemos que necesitamos un mínimo de 150.000 botellas para nuestro mercado. Las 200.000 botellas con esta calidad es nuestro objetivo.

Vía Romana fue el primer vino de la Ribeira Sacra en exportar a las Antípodas. ¿Cómo fue la experiencia en Nueva Zelanda?

Seguimos ahí. No es una rotación tremenda porque es difícil, pero seguimos ahí. Esta posibilidad vino por una importadora japonesa afincada en Nueva Zelanda y con un novio inglés que trabajaba en una bodega en La Rioja que buscaba cosas especiales. El novio le mandó varias cosas diferentes y a ella le llamó atención Vía Romana. Y en un viaje que organizaron  para visitar La Rioja, se acercaron a Galicia y al conocer la bodega  y ver la zona, se enamoró del proyecto y del vino y apostó por llevarlo para allá.

¿En qué otros países se puede uno beber un Vía Romana?

Galicia es el mercado natural y es más fácil exportar que vender en el territorio nacional. Aunque esto ya está cambiando, la gente ya empieza a querer probar Mencía de la Ribeira Sacra, está con ganas. A nivel nacional, antes sólo vendíamos a restaurantes gallegos y ahora ya empieza a haber una curiosidad que no había hace unos años. También porque se está elaborando mejor en la Ribeira Sacra y una cosa lleva a la otra. A nivel exportación, con nuestro Mencía estamos en 21 países: Puerto Rico, Japón, China, Cuba, Reino Unido, Corea del Sur, México y en Estados Unidos, sobre todo Nueva York… Y ahora estamos a punto de entrar en dos países: Colombia y Venezuela.

¿Se vende mucho vino gallego en China, marida bien con el sushi?

Yo creo que sí  y, además, los chinos están muy abiertos a probar cosas nuevas. Ahora mismo, están consumiendo lo que no han consumido en años. En China hay dos tipos de venta, la baratísima y la cara. En lo exótico, lo caro y lo diferente, hay hueco. A veces haces venta para China que no es para un canal de hostelería, sino que es para un regalo que hace una empresa a sus empleados. Y vendes un contenedor. Allí no hay término medio, buscan los vinos de 1€  o los de 6, 10, 15 €

En los últimos años ha habido un ‘despertar’ de esta D.O.  ¿Qué papel juega en este sentido una bodega como la suya?

Hay un número de bodegas luchando por hacer marca Ribeira Sacra, en las cuales nos incluimos. Pero hay gente que lo está haciendo tremendamente bien. Creo que somos 95 bodegas en la D.O. y pienso que hay quince o veinte luchando por hacer marca. Evidentemente, cada uno tiene sus intereses, pero siempre dándole un prestigio a la denominación. Aún así, creo que como D.O. no somos mayores de edad, nos falta promoción, unión y creo que queda mucho por hacer. Otra cosa es que los presupuestos sean los que son y que no haya medios, pero eso no quiere decir que no nos quede mucho por hacer. Somos muy pequeños pero tenemos un potencial tremendo para poder ser de las grandes denominaciones, de los grandes vinos del mundo. Pero estamos empezando.

2via romana04

¿Qué ayuda a vender, una  crítica de Paker, la presencia en ferias…?

A nosotros, como bodega, nos ayuda a vender el movernos. Siempre tenemos a alguien viajando. Todo el tema de misiones comerciales es fantástico porque vas a otros países con agendas cerradas, te presentan importadores… Eso te facilita salir, ver otro mercado y hacer marca D.O. o marca vino. Para mí, lo más importante de todo es el entorno que tenemos. Si somos capaces de potenciar el Camino de Invierno y el Patrimonio de la Humanidad, la Ribeira Sacra se revoluciona. Creo que aquí no hay que inventar nada, hay que vender  lo que tenemos, porque lo tenemos todo: tenemos románico, tenemos gastronomía, tenemos paisaje, tenemos vino, tenemos monasterios… Falta promoción, falta organización, faltan esas actividades turísticas no masivas. Pero si vamos cada uno a nuestra guerra, no se consigue nada. Y con respecto al vino, lo que tenemos que hacer es mejorar día a día para que los mercados lo aprecien. Pero, siendo necesario tener buenos vinos, no es suficiente.

Fruto de esa inquietud  nació también una división dedicada a licores, ¿cómo surgió esta iniciativa?

Esto fue un tema personal mío con dos amigos. En principio, no es un tema que tenga que ver con Vía Romana sino con mi amor propio. Hace unos tres años, en una comida, con una botella de Vía Romana y pulpo, empezamos a hablar de lo de moda que estaban las ginebras y nos preguntábamos cómo era posible que siendo Galicia la zona de destilación por excelencia a nivel nacional, teniendo el ‘mayor saber’, no tuviésemos una ginebra gallega, una ginebra elaborada 100% aquí. Eso empezó  como un comentario. Llamé a un amigo para contarle esa inquietud y empezamos a pensar cómo sería factible hacerlo. Fue un año y medio de trabajo, donde quedábamos cada quince días para ver qué hacíamos para sorprender al mercado. Descartamos la ginebra seca porque eso sería competir con las inglesas, que llevan décadas elaborando grandes ginebras, y nos decidimos por una ginebra vínica de Albariño.  Fue un proceso de  I+D muy artesanal, y después buscamos la maceración con hierbas y un alga. Todo gallego, para buscar esa personalización que tiene Nordés. La verdad es que el mercado lo recibió muy bien y estamos tremendamente  sorprendidos de lo que pasa con Nordés. Ayer mismo me decían en Madrid que está habiendo una limpieza a nivel nacional del boom de la ginebra y que entre las diez nacionales, se quedaba la nuestra porque es totalmente diferente y con una base sólida. No es sólo una botella bonita, es un proyecto. Y a los seis meses de esta historia nos dijeron que por qué no sacábamos un vodka gallego. Y ya que estábamos animados, empezamos a investigar y descubrimos que en Polonia se elabora el vodka de patata y vimos una salida: un vodka de patata gallega. Y de ahí salió Nordés Vodka.