La Mancha, una región por descubrir y para descubrirse

Rescatada, quizás del olvido por el recuerdo del “manco de Lepanto”, La Mancha ofrece al visitante una experiencia que interpela a los sentidos para terminar deshojando los pliegues del alma del propio viajero.

Con la inmortal novela como guía, a La Mancha se puede descubrir de mil maneras. Desde cada uno de los rincones que pisó nuestro Hidalgo Caballero hasta la historia y leyendas que encierran sus parajes, pasando por el variopinto y recetario popular que condensa su gastronomía, de la que el vino es copartícipe.

Nuestra protagonista, inicia el viaje firme, independiente y segura para optar por una manera singular de descubrir La Mancha, a la inversa, es decir, explorando la figura de Dulcinea, como personaje, eterno y universal, que se inspira en el amor idealizado, dentro del código de caballería de las referencias bajomedievales y renacentistas.

La búsqueda de Dulcinea es por tanto un elemento que guía toda pasión, noble, desinteresada, amable y cortés. A María, nuestra protagonista, le sucede, en parte como a todo aquel lector/viajero que visita La Mancha. Se identifica con sus personajes, se descubre a sí misma siendo ELLA misma Dulcinea.

Un descubrimiento personal e involuntario que además le llega desde el propio entorno, austero, solariego y castellano a la par que amable y encantador.

Porque La Mancha seduce y responde muchas preguntas: Dulcinea eres TÚ.