Manuel Cancio López, Adega Panchín

«Esta zona aporta un clima y una tierra especiales y eso en el mundo del vino marca la diferencia»

A Manuel Cancio su amor por la viticultura le llegó un poco por casualidad pero a día de hoy reconoce que es su gran pasión. Pionero en elaborar vino de marca en Negueira de Muñiz, Cancio asegura que aunque tardó diez años en darse cuenta de que las variedades locales eran las mejores, hoy en día no las cambiaría por ninguna otra.

Su relación con la viticultura le viene de familia, ¿qué recuerdos tiene de su infancia en relación con el mundo del vino?

Mis recuerdos son de alguien que se crió en una bodega, y de la viticultura que se hacía en aquel momento, de elaborar vino para casa y vender los excedentes, todo a granel, evidentemente. Mi relación con la viticultura fue al principio por obligación, no era algo voluntario, tenías que ayudar. Pero es mi historia, tenemos documentos que datan de 1649, en la que ya se hablaba de la relación de mi familia con el mundo del vino.

¿Cómo se decidió a poner en marcha este proyecto en Negueira de Muñiz?

Lo decidí en el año 79-80. Estaba trabajando en la Consellería, como personal laboral, y José Mouriño Cova contacto conmigo y me dijo que había que hacer algo, que había que empezar a embotellar vino. En aquel momento yo no sólo no tenía ninguna relación con este mundo, sino que además tampoco bebía vino, pero no le dije que no. Quedamos en que se acercara a las viñas y le dije que si él consideraba que la materia prima era buena, pues adelante. Se vino a Negueira de Muñiz con un enólogo de la Denominación de Origen de Ribeira Sacra  y elaboraron una cosecha en las cubas tradicionales que teníamos de madera. Ese año coincidió que había sido muy bueno a nivel climatológico y la verdad es que el vino que salió de esa iniciativa fue espectacular. Ahí fue cuando yo también me ilusioné y me animé a arrancar con este proyecto. En el año 81 empecé a embotellar mi vino.

¿Cuáles son las variedades qué cultiva y por qué eligió precisamente esas?

Cuando empecé con la bodega hice un campo de ensayo y planté diferentes variedades como Chardonnay, Pinot Noir, Treixadura, Torrontés y Albariño. Fue un fracaso total durante varios años, las únicas uvas que se daban bien eran las de aquí, lo demás hubo que tirarlo, no sirvió para nada, perdí diez años de trabajo. Así que al final los viejos tenían razón al cultivar las variedades que cultivaban. Por eso dejé lo que había y planté Merenzao, Mencía y la Blanca del País (Blanca Legítima), las tres variedades locales, y fue un acierto.

¿Qué aporta Negueira de Muñiz a su vino al estar tan cerca del río Navia y con ese microclima tan especial que tienen en la zona?

Le aporta un clima y una tierra especiales, que son lo que marcan la diferencia entre un vino y otro. Nuestro clima es espectacular, hay un gran contraste y eso le da esa acidez tan especial. Y no sólo la acidez, dice Paco Rego que la Merenzao de aquí tiene un color que no tiene en ningún otro sitio. 

Ustedes comercializan su vino sin la protección de una D.O. o una IGP. ¿Qué pasos están dando en este sentido?

Solicitamos el ingreso formal a la Denominación de Origen Ribeira Sacra como una subzona, pero está en ‘stand by’. Para mí, una D.O. es un corsé, tiene sus cosas buenas, es cierto que es una garantía de calidad, pero la conciencia de viticultor también es una garantía de calidad. Si entramos, entramos, pero si no,  tampoco es algo que me preocupe. El vino de Negueira es conocido por sí mismo. Y en lo que se refiere a crear un IGP, es algo muy difícil porque somos muy pocos, si fuéramos más elaboradores sería un paso que seguramente daríamos. También podríamos unirnos con los de Asturias, pero ya hablamos de dos comunidades y eso de cara a la administración es muy complicado.

Entiendo que la producción de Adega Panchín es muy limitada, ¿dónde están vendiendo el vino?

Principalmente lo vendo en Fonsagrada, Asturias, Santiago, Vigo. Barcelona… También se ha puesto en contacto conmigo un distribuidor de Madrid para llevar nuestros vinos. le envié una muestra para que lo catara  y a ver qué pasa. 3.500 botellas dan para lo que dan, yo creo que lo que hay que hacer es subir el precio.