Bodegas Terriña

Entrevista a: Juan Luis Méndez Rojo, director general

«Terriña responde a nuestro idea de acompañar al Mencía de Vía Romana con un Godello de calidad»

Juan Luis Méndez Rojo representa la tercera generación de una familia dedicada al mundo del vino desde 1940. Al frente de las empresas familiares, divididas en dos líneas de negocio con estrategias muy diferenciadas (ViniGalicia y Méndez Rojo), nuestro protagonista ha conseguido adaptar la empresa a los nuevos tiempos con la puesta en marcha de iniciativas y proyectos que consigue sacar adelante, según asegura, “porque estoy rodeado de muy buenos equipos”. Tras un año lleno de cambios, el 2018 servirá para consolidar lo conseguido y para presentar alguna de las novedades en las que lleva inmerso algún  tiempo. Y es que, como bien reconoce Juan Luis Méndez, “la cabeza no para”.

¿Por qué Valdeorras y por qué Terriña, qué tenía esta bodega?

Bueno, nosotros llevamos desde 1940  en el mundo del vino y nuestra primera actuación dentro de una Denominación de Origen fue en Ribeira Sacra y obviamente aquí la  reina  de las variedades es el Mencía. Cuando nos propusimos dar el siguiente  paso, teníamos claro que queríamos asociar nuestro tinto a un blanco  de gama también alta. Hace años que buscábamos algo en esa zona y tuvimos la suerte de poder comprar una de las bodegas más antiguas de la Denominación de Origen Valdeorras. Le cambiamos el nombre a Terriña y aún estamos dando los primeros pasos. La compra de esta bodega, que antes tenía otro nombre, se realizó hace cinco ó seis años y todavía estamos acabando de restaurarla. ¿El motivo? Justamente ese,  acompañar a Vía Romana con un Godello de calidad.

¿Por qué el nombre de Terriña?

Era un nombre que nos gustaba y es que en todo lo que hacemos siempre buscamos una raíz gallega, buscamos transmitir nuestra forma de ver Galicia por el mundo adelante. Somos un grupo muy exportador, estamos en 24 países, y Terriña es justamente para decir por España adelante quiénes somos: somos Galicia, esta es nuestra terriña, y es una forma, -junto con Mil Ríos, que es el nombre del vino y es como llamaba Cunqueiro a Galicia-, de reivindicar lo nuestro y dedicar a nuestra tierra lo que hacemos.

Llevaban tiempo buscando una bodega en Valdeorras, qué características tenía esta bodega que os decidió a comprarla 

Aunque la compramos hace unos cinco años, realmente llevábamos más de diez años buscando una que respondiera a lo que queríamos, pero ya hacía tiempo que nosotros elaborábamos vino  en Valdeorras, primero en otra bodega que alquilamos y después trabajando con una cooperativa. La bodega que compramos, estaba abandonada, llevaba dos años cerrada, y nos costó encontrarla porque Valdeorras es una zona muy chula, que está y estaba de moda en ese momento. La que compramos tuvimos la suerte de que tiene hectáreas alrededor, que era lo que realmente buscábamos ya que queríamos tener producción propia, también la zona en la que está asentada nos gustaba mucho, es especial, tiene una de las plantaciones más antiguas de Godello de la zona. Fueron varias cosas aunque cuando vimos la bodega nos asustamos porque estaba muy mal, pero cuando analizamos lo que había a su alrededor, la verdad es que nos enamoró. Todavía estamos hoy en día a vueltas con la restauración y esperamos poder terminarla el año que viene para poder inaugurarla.

Me decía que estaban buscando el complemento “blanco” a su Mencía de Ribeira Sacra, ¿qué le aporta el vino de Terriña al extenso catálogo que tiene el grupo?

Nosotros, sobre todo con el Proyecto Méndez Rojo, lo que queremos es crecer a nivel nacional, ser una referencia de vinos gallegos en España  y elaborar en las cinco denominaciones de origen gallegas. Queremos que cuando un distribuidor, un restaurante, piense en vinos gallegos, en una marca paraguas, en definitiva, en una familia bodeguera, piense en nosotros. Queremos desarrollar el Proyecto Méndez-Rojo en ese sentido. Obviamente queríamos empezar antes con un Godello, porque entendíamos que era más fácil en este momento hacer marca con un Godello que con un Rías Baixas o un Ribeiro, que realmente llevan mucho más tiempo y ya hay un buen número de marcas muy bien posicionadas en el mercado, y sin embargo, aunque de Valdeorras también las hay, no en tanta cantidad como en las otras D.O. Apostamos más por la zona de blanco Godello justamente por eso, porque nos da un vino de Calidad y nos permitía apoyarnos para crear marca en estos tiempos, que no es nada fácil porque realmente hay una competencia enorme en el mundo del vino.

Cuentan con vinos de todas las denominaciones gallegas, y alguna también de otros lugares de España, ¿cuál de sus vinos funciona mejor a nivel internacional?

En internacional sigue funcionando mucho Rías Baixas, es la denominación que nos abre las puertas del mercado internacional, pero sí que es cierto que también hay una curiosidad, y una demanda, de Mencía y Godello. Obviamente tenemos Rías Baixas porque es imprescindible para un grupo gallego que exporta tener un Albariño, que nosotros elaboramos en la bodega de un amigo y llevamos ocho años trabajando con él. Realmente es el vino que más vendemos fuera de España, pero si hablamos de incremento de ventas  está el Mencía en segundo lugar, y el Godello en tercera posición.

Usted es un poco la cabeza visible del grupo, ¿no resulta tremendamente complicado gestionar tantas bodegas, tantas marcas…?

No es complicado cuando tienes un buen equipo. La empresa ha vivido un recambio generacional también en el equipo, con respecto al que tenía mi padre, por ejemplo, que fueron los que pusieron las bases de lo que somos hoy, y he tenido la suerte de tener a mi lado un equipo de gente joven, con muchísimas ganas y súper motivados. Por eso nos liamos y estamos metidos en tantos proyectos, porque realmente cuento con un grupo de profesionales preparados y con gran ilusión, que se mueve, se forma… Así que no es complicado aunque es cierto que es mucho trabajo.

Con las diferencias lógicas por la procedencia de cada una de las variedades, ¿hay alguna característica común en todos sus vinos?

Galicia, lo que buscamos es que la raíz gallega esté presente en todos nuestros vinos. Buscamos transmitir Galicia, esa Galicia de calidad, así que lo que perseguimos en transmitir la tierra, nuestras variedades. Nos preocupamos por la presentación de los vinos, queremos que todos tengan una línea de presentación cuidada, para que vistan una mesa. Realmente, la característica  común es que son vinos muy mimados, mucha viticultura y que cada botella transmita todo lo buena de las variedades gallegas.

La Familia Méndez Rojo se confirma como uno de las grandes grupos bodegueros de esta tierra, ¿el objetivo para los próximos años es seguir creciendo o consolidar esa posición de liderazgo que han alcanzado?

No descartamos crecer, pero nuestro objetivo actual es consolidar. En los últimos dos o tres años hemos crecido  mucho, hemos hecho el cambio generacional y este 2017 sin ir más lejos  ha sido un año de cambios muy potentes, de una transición muy importante: hemos inaugurado nueva sede para ViniGalicia, hemos sacado nuevos vinos… Así que ahora nuestra idea es hasta el 2020 asentar todas las inversiones y proyectos que tenemos, el Proyecto Méndez-Rojo no tiene ni un año, así que ahora lo que toca es consolidar.

¿Qué es el Proyecto Méndez-Rojo?

Hemos dividido nuestra filosofía, el negocio, en dos proyectos, por un lado va ViniGalicia y por otro Méndez-Rojo, con equipos paralelos, independientes, gestionados de una manera familiar pero cada uno siguiendo su camino, porque van hacia dos tipos de negocio completamente diferentes. VinoGalicia busca el volumen, el segmento de alimentación, la distribución de volumen, y Méndez-Rojo no tiene nada que ver con esto, son vinos de gama media-alta, marcas que sólo están en restauración, no en alimentación, hablamos de producciones bajas. El primer paso del Proyecto Méndez-Rojo es ser una referencia a nivel nacional y para ello contamos con dos profesionales en España cerrando acuerdos con distribuidores en exclusiva  en toda la geografía española, y esa es un poco la diferencia entre ViniGalicia y Méndez-Rojo.

Han llegado muy lejos desde la primera experiencia familiar en el mundo del vino allá por 1940. ¿Cómo viven los fundadores de la saga familiar el éxito de la empresa?

Por desgracia, ni mi abuelo ni mi tío están aquí para verlo, pero mis padres  tienen una salud de hierro, están fantásticos, son muy jóvenes y lo viven diariamente y nos ayudan mucho, nos motivan, nunca han sido un freno, sino todo lo contrario han sido motivadores, nos animan a seguir. Somos bodegueros, es lo único que somos, nos encanta lo que hacemos  y queremos hacer nuestro trabajo cada día mejor. Nuestros padres son la mejor motivación y están siempre ahí para responder a la pregunta difícil y para dar el consejo apropiado. Son una gozada.

¿En el mejor de sus sueños pensaron que aquella empresa que pusieron en marcha en 1940 iba a tener este recorrido?

No lo sé, pero mi padre es un gran soñador y un gran empresario. Mi padre siempre ha pensado en grande, pero otra cosa es que hubiera previsto al evolución que iba a tener el mundo del vino y las decisiones que tomamos, que en el mundo de la empresa siempre hay un riesgo y muchas de esas decisiones de crecimiento fueron arriesgadas pero salieron bien. Mis padres no fueron de proyectos locales, no pusieron un límite a los proyectos. Creo que en la familia hemos sabido adaptarnos a los cambios, al negocio, a no quedarnos atrás, y esto nos ha servido para ser alguien en el mundo del vino, fue algo que buscamos y soñamos. Yo siempre digo que seguimos empezando, a pesar de tener ya 80 años.

También elaboran vinos dulces, licores, orujos… Aunque asegura que ahora mismo el objetivo es consolidar el negocio, ¿de verdad que no nos van a sorprender con un nuevo producto en 2018?

La realidad es que si nos acomodamos, nos adelantan, por eso no podemos estar quietos. El año que viene vamos a lanzar varios proyectos, tanto por parte de ViniGalicia como por parte de Méndez-Rojo. En los primeros meses de este año que viene ya vamos a sacar en ViniGalicia una línea nueva, que yo creo que empezará  también a nivel nacional, no sólo en Galicia, y que es un tema de  monovarietales y de espumosos, que es una línea de trabajo  muy potente. Hoy por hoy en ViniGalicia somos una de las diez bodegas en España tecnológicamente mejor preparadas para la elaboración de espumosos sin el método tradicional. Este año no hemos podido sacar esta línea porque justamente estábamos con el cambio de sede y el año se nos ha pasado volando. Y en Méndez-Rojo vamos a lanzar un nuevo Albariño, que saldrá seguramente en el mes de marzo, y alguna cosita más que estamos preparando. El mercado nos obliga y el equipo que tenemos, también. Tenemos un equipo técnico y comercial fantásticos y a nosotros nos encanta tener ese punto de discurrir, de no aburrirnos, de complicarnos la vida un poco más y de viajar mucho. Es importantísimo ver lo que está pasando por el mundo adelante.  Quizás lo que vamos a hacer  a partir del año que viene es ir más rápidos, porque con tanto lío  como tenemos nosotros, a veces somos un poco lentos y nuestra idea para el año que viene, y gracias a la estructura que tenemos ahora, es procurar ir más rápido, que al final es lo que te da un punto de ventaja frente a las grandes corporaciones que son un poquito más lentas. Nosotros creemos que el rápido es el que se come al lento, no el grande al chico.

Ya para terminar la entrevista, y dado que tiene experiencia con viñedos en todas las denominaciones de origen gallegas, ¿cómo le está afectando a sus vinos el cambio climático?

Si el cambo climático se queda como está, es decir, no va a más, para Galicia  es fantástico. Sin ser enólogo, que soy economista, sí considero que nos ha venido mejor. Por ejemplo, en el caso de Vía Romana, que es la D.O. en la que más tiempo llevamos, recuerdo que cuando empezamos las vendimias las hacíamos a principios de septiembre porque sobre el 20 empezaba a llover y en ese momento la madurez era la justa, pero era la lluvia la que nos obligaba a vendimiar en ese momento. Sin  embargo en los últimos cinco años, salvo por alguna excepción, no hemos tenido problema en esperar a finales de septiembre o principios de octubre, con la madurez apropiada. Si esto se queda en donde está, sin problemas de heladas o pedriscos, si el cambio climático es que haya más sol hasta mediados de octubre, para nosotros es muy bueno. Además, creo que eso se ha notado en los vinos y Galicia ha experimentado una revolución que se ve claramente en su posicionamiento a nivel internacional, en la gama media-alta, y es porque estamos ofreciendo vinos que hace diez años aquí no se podían hacer.