“Galicia es un paraíso, no sólo de materia prima y de uva autóctona, sino también por su clima”
El Master of Wine Norrel Robertson, escocés afincado en España desde hace más de 15 años, fue el encargado de cerrar el primer ciclo de los Encontros de Códax, organizado por la bodega de Rías Baixas, con una cata ciega sobre blancos. Defensor de las variedades autóctonas y enamorado de Galicia, nada relacionaba a priori a Robertson con el mundo del vino, ni sus estudios de Políticas, ni su vocación de periodista. Un trabajo en una tienda a media jornada le abrió los ojos y su corazón a lo que hoy es su gran pasión y su profesión.
-¿Qué hace un Licenciado en Política y Relaciones Internacionales en el mundo?
Es una buena pregunta que requiere una respuesta bastante larga, así que voy a intentar resumirlo. Cuando estudié Políticas en Aberdeen, en Escocia, tuve un trabajo de media jornada en una tienda de vinos que formaba parte en aquel momento de una cadena muy importante de Escocia e Inglaterra, y poco a poco este mundo me enganchó. En esa época, en los años 90-91 tenía la ilusión de empezar a trabajar en algún medio de comunicación, después de sacar mi carrera de Políticas, pero finalmente decidí dedicarme a tiempo completo en el mundo del vino. De Escocia me marché a Londres para seguir trabajando en este sector, vendiendo vino, después fui comprador y al poco tiempo ya estaba totalmente enamorado de este trabajo.
¿Antes de trabajar en estas tiendas especializadas ya le gustaba el vino?
Bueno sí, bebía vino, pero no era ningún experto, además en esos años tenía un presupuesto de estudiante. Quiero decir que bebía vinos que tenían una buena relación calidad-precio, pero sobre todo primaba el que no fueran caros. Cuando entré a trabajar como comercial de vinos, de repente me encontré en un ambiente totalmente nuevo, rodeado por más de cien referencias de vinos, me sentía como un niño en una tienda de chuches. Cuando te pasa eso, lógicamente quieres experimentar, probarlo todo. Durante ese tiempo trabajé con gente muy inteligente, con un gusto especial por la música, por el mundo del vino y con una cultura diferente. Quizás hoy en día no existe eso, pero en aquel momento sí y yo tuve la suerte de vivirlo.
¿Qué es “El Escocés Volante”?
“El Escocés Volante” es la empresa que pusimos en marcha en 2006 mi esposa y yo. Tenemos varias líneas de trabajo: tenemos viñedo propio en Calatayud (unas 20 hectáreas), compramos vino y ofrecemos servicios de enología. En este último apartado se enmarca mi colaboración con varias bodegas de España y también de otros países como Chile y Sudáfrica. Para mí todos los días son distintos, puedo estar en el campo, vendiendo vino, en una cata…
¿Es más difícil asesorar a una bodega pequeña o a una grande?
Depende, porque hay proyectos y proyectos. Trabajo con algunas bodegas pequeñas, que producen 20.000 botellas de vino, pero también colaboro con otras bastante más importantes como una cooperativa de Sudáfrica que saca 65 millones de kilos de uva. Tengo experiencias en trabajar a pequeña y gran escala, y eso mola porque así puedes conocer todo el espectro del mundo del vino.
¿Por qué decidió venir a vivir a España y cómo fueron sus primeros años aquí?
Empecé a hablar castellano antes de venir a España, hace unos 16 años trabajando en la vendimia en Chile. En el año 2003 me ofrecieron trabajo en un grupo muy potente de Inglaterra, para colaborar con proyectos de enología en Francia y en España y como hablaba algo de castellano, decidimos instalar nuestra base aquí. Cogimos un mapa, analizamos los puntos entre los que nos teníamos que mover y decidimos que Calatayud era el sitio más céntrico, y llevamos ya casi 15 años viviendo en Aragón. Los primeros años fueron duros porque veníamos con un concepto de vida más anglosajón y no te queda más remedio que cambiar el chip para poder integrarte. Por ejemplo, vinimos con dos niños pequeños e intentar meterlos en la cama a las siete u ocho de la tarde era algo imposible. Es un choque cultural que te dura unos meses y después, poco a poco, vas cambiando. De todas formas, debo reconocer que me encanta el ritmo de vida que hay en España.
La bodega a la que asesora en Galicia es Martín Códax, ¿en qué consiste esta colaboración?
Siempre me ha llamado mucho la atención Galicia porque soy celta y porque me encanta el Albariño. Así que en el año 2010 empecé a hablar con Martín Códax para ver la posibilidad de hacer algo juntos y hoy en día estoy sacando una marca mía con la colaboración de los técnicos de esta bodega. Me encanta Galicia y si tuviera el dinero no dudaría en comprarme una casa aquí. Es un sitio distinto y un bueno ejemplo de lo mágico que tiene España, conduces 250 kilómetros y el paisaje, la cultura, el vino y la gente cambia muchísimo.
Además de los vinos de Rías Baixas, que son quizás los de más proyección internacional, ¿conoce lo que se está haciendo en el resto de denominaciones de origen gallegas?
Por supuesto. Creo que el Godello ya está muy bien posicionado en el mercado gracias a gente como Rafael Palacios con As Sortes. Hablamos de vinos de mucho nivel y que han sido fundamentales para situar en el mapa los vinos de Valdeorras, y que han ayudado a despuntar a los vinos gallegos en los mercados internacionales. Creo que Galicia es un paraíso, no sólo de materia prima y de uva autóctona, sino también por su clima y con unas posibilidades de enoturismo brutales gracias también a su paisaje y su cultura.
Tiene un proyecto con la variedad Garnacha en Calatayud, ¿qué le parece la Garnacha gallega?
Estamos hablando de Garnacha tintorera, que en realidad se trata de un cruce entre la Petit Bouschet y la Garnacha, de la que sólo tiene el 50% de ADN, así que no tiene nada que ver ni en sabor, ni en color, ni en aroma. Dicho esto una cosa sí que me ha sorprendido mucholo que se hace con esta variedad en Galicia. En el tema de tintos se han hecho cosas impresionantes porque son vinos con personalidad, que marcan mucho.
Hace pocos años usted era el único Master of Wine que vivía en España, ahora con Pedro Ballesteros ya son dos. ¿Cómo es su relación?
Coincidimos a menudo, precisamente hablé con él esta mañana porque va a presentar uno de mis vinos esta tarde en una cata en Madrid. Hace 10 días estuvimos juntos en Logroño dando una Master Class para estudiantes del Master of Wine. Pedro es una persona muy importante que, entre otras cualidades, ha conseguido fichar a gente joven en España para entrar en el curso. Y afortunadamnete ya tenemos a cuatro o cinco españoles que están a punto de sacar el título de Master of Wine. En la provincia de Zaragoza, que es donde vivo yo, tenemos a Fernando Mora, por ejemplo. Es algo importante para mi porque antes me sentía un poco aislado. Intento ayudar lo que puedo con el tiempo que tengo y me encanta trabajar con Pedro Ballesteros en darle un empujón a este título en España.
¿Qué es lo que va a hacer hoy en Martín Códax?
Es una cata ciega que tiene como objetivo romper el mito del que vino blanco hay que consumirlo en tres o cuatro meses. Creo que en este sentido hemos hecho una especie de limpieza del cerebro al consumidor para que sepa que el vino no hay que consumirlo nada más salir de la bodega. Personalmente creo que es un error, tenemos una materia prima excelente y deberíamos dejar reposar y trabajar a ese vino. El Albariño es un gran ejemplo en esto que digo, y buena prueba de ello son los vinos que está sacando Códax, que marcan su terruño y tienen longevidad en la botella. Este es el mensaje de la cata de hoy, que la gente sepa que somos capaces de sacar vinos longevos y que se pueden disfrutar durante muchos años.