‘Coleiro es puro Portomarín, 100% vino del norte’
Bodega Coleiro es un proyecto que lleva Portomarín por bandera. Sus fundadores, Alberto López y Antón Fernández, amigos desde la infancia, han unido esfuerzos para recuperar viñedos tradicionales y elaborar vinos que reflejan la esencia de su tierra, tradicionalmente de aguardiente.
Su primer vino, lanzado en 2022, marcó un hito en la historia de la Ribeira Sacra, ya que fue el primer vino de autor elaborado en Portomarín. La bodega combina el respeto por las técnicas tradicionales con una visión innovadora, apostando por producciones limitadas y un cuidadoso proceso artesanal. Su propuesta ha sido bien recibida por críticos y consumidores, consolidándose como una referencia emergente dentro de la Denominación de Origen Ribeira Sacra. Alberto, uno de sus socios, nos explica su particular sistema de trabajo.
¿Qué os llevó a abrir una bodega y empezar a producir vino desde Portomarín?
Antón y yo nos conocemos desde la infancia; estudiamos juntos en el colegio durante la primaria y el instituto. Aunque estábamos en clases diferentes, siempre mantuvimos una relación cercana. Con el tiempo, ambos estudiamos lo mismo, lo que nos llevó a embarcarnos en este proyecto común. La idea surgió en Portomarín, donde no había bodegas de vino. Mis abuelos tenían viñas viejas y, tras estudiar enología en La Rioja, siempre tuve la inquietud de recuperarlas para hacer vino. Cuando supe que Antonio también había estudiado enología en Madrid, le propuse recuperar las viñas y ver qué podíamos lograr. Al principio, el vino no nos encantó, pero vimos potencial y, con los años, lo fuimos afinando. Así nació nuestro proyecto.
Describes a Coleiro como un vino muy humano. ¿Por qué?
Coleiro es un vino muy humano porque todo se hace de manera artesanal y a mano. Nuestras vinificaciones son pequeñas, alrededor de mil litros, lo que nos permite controlar cada detalle. Utilizamos tinas pequeñas y barricas, manteniendo un proceso muy artesanal, lo que le da ese carácter especial.
¿Cómo describirías vuestros vinos?
Aunque nuestros vinos están dentro de la D.O. Ribeira Sacra, siempre destacamos que son de Portomarín. Dentro de ser la Ribeira Sacra, que ya son vinos en principio que deberían ser frescos, ágiles y de bajo grado alcohólico, pues nuestros vinos son unos vinos más del norte. Son vinos fáciles de beber y con una acidez marcada. Aunque pasan por barrica durante casi un año, mantienen una estructura equilibrada y redonda.
Además, vuestro proyecto se caracteriza por recuperar viñas de los vecinos de la zona. ¿Cómo es ese proceso?
En Portomarín hay mucho viñedo familiar que, con el tiempo, se ha ido perdiendo. Los vecinos sienten pesar al ver cómo las viñas que plantaron sus padres o abuelos se abandonan. Nosotros hemos ido dejando las viñas de mi familia, que no estaban tan bien ubicadas, y hemos tomado en custodia viñas que nos ceden algunos vecinos, con el único afán de que no se pierda el vino en la zona. Por ejemplo, Carmen de Seixón, que siempre la menciono, tiene una viña espectacular que ahora cuidamos nosotros. Ella ya es incapaz de trabajarlas, pues hacemos una especie de arrendamiento: se las cuidamos, le damos algunas botellas, le ayudamos a elaborar su vino, pero nosotros obtenemos el nuestro, es como el mundo al revés. Por eso también decimos que es un vino muy humano: nace de la colaboración entre vecinos. Esa es su esencia.
Este año habéis aumentado la producción. ¿Cuántas botellas habéis sacado al mercado?
Este año hemos dado un salto, aunque siempre evaluamos la calidad antes de sacar el vino al mercado. Tenemos capacidad para producir aproximadamente 3.500 botellas, triplicando nuestra producción anterior. Esto se debe a que hemos trabajado fincas de calidad y nos hemos propuesto convertir esto en un negocio real. Aunque creo que es una suerte empezar un proyecto no dependiendo de él económicamente, porque así puedes ser fiel a los principios con los que has empezado.
La etiqueta de vuestro vino es muy reconocible. ¿Quién está detrás de su diseño?
Nuestra etiqueta, la parte más reconocible casi de nuestro vino, fue diseñada por José Vila, diseñador gráfico en Enpedra Estudio (Lugo). También nos conocemos desde la infancia y le dije un día: oye, José, tienes que hacer unas etiquetitas, así algo sencillo, que voy a intentar hacer un vino. Y él me contestó: ‘bueno, yo te la hago si tú me das el vino para mis clientes’ –ríe–. Así fue, de nuevo, colaborando. Las fotos que aparecen son de vendimiadoras de la Ribeira Sacra, reflejando la tradición y el modo artesanal con el que elaboramos nuestro vino.
¿De dónde proviene el nombre «Coleiro»?
Coleiro es el nombre que reciben los cestos donde se recoge la vendimia en la Ribeira Sacra. Dependiendo de la zona, se llaman Coleiros o Culeiros; nos pareció más apropiado Coleiro.
Coleiro es un proyecto sin bodega propia, ¿dónde estáis elaborando vuestros vinos?
Empezamos alquilando la bodega de Sandra, Adega Cabanas, en Portomarín. También, pues casualidades de la vida, tenía bodega y nosotros no; y ella no sabía hacer vino, nosotros sí. Pero ahora la a traspasado, por lo que estamos vinificando en Chantada, en Finca Scintilla, junto a Óscar, el propietario. Allí, distintos equipos elaboramos vino en el mismo espacio, lo que es muy enriquecedor, ya que compartimos todo. Es como un coworking del vino donde puedes compartir: ‘oye, yo tengo este proveedor, ¿qué tal?’ o ‘pues mira, si haces esto con el vino se te va a oxidar un poco menos’. No hay grandes posibilidades para hacer una bodega. Entonces al final la colaboración es fundamental en nuestro proyecto, como dije antes, ya desde la viña.
¿Cuáles son vuestros planes de futuro?
Nuestro objetivo es ser fieles al proyecto: seguir haciendo un vino que nos guste beber, elaborado como se hacía antiguamente, representando a Portomarín y del cual estar orgullosos. También aspiramos a poder vivir de ello, aunque actualmente reinvertimos todos los beneficios en crecer, comprar barricas y material. Este año hemos ampliado con fincas de una variedad de uva llamada brancellao, lo que nos permitirá elaborar un vino nuevo. Será un brancellao 100%, de las mejores uvas que he tenido a mi disposición hasta la fecha. En Galicia es muy difícil que el año te ofrezca unas buenas uvas. Es decir, si no ha caído una helada, han venido unos hongos terribles o ha venido una granizada o ha llovido justo en el momento de la vendimia. Y hemos recibido en la esta brancallao que es espectacular, con un grado alcohólico buenísimo, una acidez fantástica y un sabor y un olor increíble. Y bueno, lo trabajamos bastante bien y lo tenemos en una barrica y va a ser un buen vino. Este vino lo lanzaremos aproximadamente en las navidades de 2025. Aún no tenemos nombre definido; tendremos que hablar con José, nuestro mago del marketing, para decidirlo.



