‘Vienen años de vino de menor graduación y más fáciles de beber’
Los mejores vinos de España han sido premiados en el último certamen VinEspaña, organizado por la Federación Española de Enología en la ciudad de Jumilla, Murcia, del 29 de febrero al 2 de marzo. Este certamen reúne cada año a técnicos catadores y productores de todo el país para evaluar y repartir las medallas de los Premios VinEspaña.
Este 2024, los premios se otorgaron en 11 categorías, incluyendo vinos tintos, blancos, rosados, espumosos y por primera vez, también vermús. Casi 900 muestras de más de 350 bodegas, récord de participación, que se han saldado con un total de 554 medallas otorgadas en esta edición (71 Gran Oro, 259 Oro y 224 plata), claro indicador de que la calidad de los productores de este año es indiscutible. Charlamos con Luis Buitrón, presidente de la Federación Española de Enólogos y organizador de esta cita para amantes del buen vino.
¿Cómo se ha vivido esta sexta edición de VinEspaña?
Afortunadamente muy bien. Se han cumplido todas las expectativas, con una alta participación de vinos, por encima de las 900 muestras de bodegas de prácticamente toda España. Es un porcentaje crecimiento muy interesante, si tenemos en cuenta que veníamos de las 680 del año pasado.
En 2024 se ha batido el récord de muestras presentadas, ¿esperaban tanta afluencia?
Desde que iniciamos el concurso han ido aumentando en número y confiábamos en que este año fueran más, aunque la cifra nos ha sorprendido gratamente, es una suerte.
Este certamen nacional tiene como objetivo dar relevancia al trabajo de los enólogos, ¿qué papel juegan en el sector? ¿cree que siguen sin gozar del reconocimiento que tienen en el resto de Europa?
Una de las labores que llevamos a cabo desde la Federación Nacional de Enología es poner en valor el trabajo de los técnicos en bodega. Una cuestión que en los últimos años tratamos de visibilizar, y lo estamos logrando, es que se entienda que el principal problema en nuestro sector es el intrusismo laboral. Muchos ‘profesionales’ dicen que son enólogos o técnicos y no tienen absolutamente ninguna titulación y, aun así, están haciendo ese papel. Otra cuestión fundamental por la que llevamos luchando mucho tiempo es para que se cumpla en todas las comunidades autónomas la normativa 606/2009 de la comunidad europea conforme las bodegas, como parte de la industria agroalimentaria, cuenten con un enólogo para realizar y supervisar los procedimientos. Ahora mismo, esto sólo se hace en Andalucía. No es que no gocemos de reconocimiento, sino que es un problema más bien de índole legislativa.
¿Qué ofrece VinEspaña para ensalzar su figura diferente a otros certámenes?
La diferencia fundamental es que todo el panel de cata son enólogos. En nuestro concurso el 100% de las personas que catan son técnicos o enólogos.
Han triunfado los vinos locales, ¿cómo son estos vinos?
No sólo de Jumilla, hubo muy buena participación de los vinos de Murcia. Siempre pasa, al jugar en casa. La evolución que han tenido en estos 30 años ha sido espectacular, son vinos de muy alto nivel, y han sabido sacar con la Monastrell, su variedad propia, un rendimiento y un provecho muy importante.
¿Qué vinos han sorprendido?
En general todos, porque el nivel ha sido muy alto. Año tras año las muestras que participan se superan. El año pasado el vino mejor puntuado fue el godello Ramón do Casar, un blanco gallego, y este año fue una garnacha de Aragón, de la DOP Campo de Borja. Eso ya da una idea de cómo es el nivel, sólo hace falta ver el número de grandes oros que hubo, 71 nada más y nada menos. Esto es así porque nuestro sistema no se rige por porcentajes, un gran oro lo puede obtener cualquier vino que esté por encima de 95 puntos. Es muy positivo tener tantos vinos que sean capaces de superar esta puntuación. La filosofía del concurso es premiar el buen trabajo de los técnicos, pero la otra pata fundamental es reconocer el buen trabajo de las bodegas y que se vean recompensadas con las diferentes medallas.
¿Cómo se elige la sede de VinEspaña? ¿Dónde se celebra para el año que viene?
El próximo año se celebrará en Zaragoza, coincidiendo con la feria de ENOMAQ, Feria Internacional de la Maquinaria, Técnicas y Equipos para bodegas. Cada vez que se celebra ENOMAQ, VinEspaña se instala en Zaragoza, y ya el siguiente año rota por las diferentes comunidades autónomas.
Supongo que no es tarea fácil encontrar a los mejores entre casi 900 referencias.
A diferencia de los catadores que no son técnicos, nosotros somos más exigentes. Cuando tienes ese bagaje buscas las virtudes, pero también tienes más capacidad de percibir las anomalías que puede tener un vino. Por ejemplo, ahora está muy de moda considerar como algo positivo o como un reconocimiento las brettanomyces, y eso como tal no lo es. Muchas veces te encuentras en el mercado vinos con ese defecto, y hay que distinguir que eso no debería ser algo que aporte valor a un vino, es un fallo.
Se ha incluido la categoría de vermús este 2024, ¿tienen su hueco en el mundo del vino?
El año pasado varias bodegas nos pidieron catar vermús, y accedimos ya que al fin y al cabo la base del vermú es el vino. Lo cierto es que son bebidas complementarias, para diferentes momentos, y ha resultado muy bien. En España siempre ha existido la tradición del vermú, hace unos años tuvo mucho auge, se ha caído un poco, pero ahora ha vuelto con fuerza. Ya se elaboran vermús en muchas bodegas, y creo que va a seguir siendo así, irán de la mano.
¿Tienen previsto introducir más novedades en 2025?
De momento no, con esto nos llega – ríe– pero no estamos cerrados a posibles líneas, como destilados, vinagres… iremos al son que marque la demanda del sector.
Tras 30 años trabajando, ¿cómo ve el futuro del sector? ¿cree que la calidad de los vinos españoles seguirá en aumento?
Creo que van a ser años complicados, de reconversión en muchos aspectos. Ahora, lo que está de moda son los vinos blancos, hace 10 o 15 años eran los tintos… El sector tiene que ir adaptándose rápido a lo que pide el consumidor. Es fundamental que los bodegueros sean capaces de elaborar vinos de no tanta graduación, ya que la sociedad pide vinos más ligeros, más fáciles de beber, con mucha menos madera. Hace años no se enfocaba tanto el consumo a las mujeres y los jóvenes, y son dos grupos que buscan vinos frescos, ligeros, y agradables de beber. Hace unos años, los vinos de alta calidad iban destinados a segmentos muy concretos. Hoy, ya está totalmente integrado en la cultura y a todo el mundo le gusta probar, beber, y, sobre todo, entender qué se tiene en la copa. La clave es enfocarse a la gente joven, que es el futuro.
¿En qué proyectos están centrados en estos momentos en la Federación Española de Enología?
Aunque acaba de terminar, estamos casi preparando el próximo concurso y trabajando constantemente en la defensa de nuestra profesión, para constituir una base sólida dentro del mundo del vino. El técnico es un engranaje más, que tiene que funcionar correctamente.
¿Qué diría usted que convierte a un buen vino en un vino excepcional?
Es complicado, porque entran los gustos de cada uno. Pasa con el vino lo mismo que con cualquier otro producto: las cosas buenas gustan a todo el mundo. Cuando un vino es aromático, con buena boca, si cuando terminas la copa quieres pedirte otra y después te queda un buen recuerdo: eso es lo fundamental. Luego cada persona tiene sus preferencias. Hay personas de blanco, de rosado, de tintos jóvenes, de barrica… en estos últimos 30 o 40 años se ha evolucionado muchísimo, dentro de cualquier tipo de vino los tienes jóvenes, con crianzas, más crianzas… es un mundo. Están entrando mucho en el mercado los vinos espumosos, frizzantes, con poca graduación más agradables para beber en verano. La tendencia principal sin duda es la baja graduación.
¿Y en cuanto a la figura del enólogo?
Hace 30 años, el enólogo era una persona con bata que estaba en su laboratorio y hoy en día su trabajo empieza en el viñedo, en la producción del fruto y todo el proceso de la viña para conseguir un buen producto; después, en el proceso de transformación en la bodega, participa e influye muchísimo en la parte comercial, en transmitir el trabajo que se ha hecho en la viña. Depende un poco de la bodega, pero es el profesional que lleva de la mano todo el proceso desde que se planta hasta que se vende la botella. De ahí reivindicar su importancia.