Juegos Olímpicos Tokio 2020, Enoshima (JPN) I Olympic Games Tokyo 2020, Enoshima (JPN) ©Sailingshots by María Muiña Photography

Entrevista con Nico Rodríguez, medalla de bronce en Vela en Tokio 2021

“Estoy más orgulloso de haber decidido en su día volver a la vela que de la medalla”

 

Nicolás “Nico” Rodríguez (Vigo, 1991) no ha parado un minuto desde que el pasado 4 de agosto consiguiera, junto a su compañero Jordi Xammar, la medalla de bronce en 470 en los Juegos de Tokio.  Un bronce que sabe a oro conociendo el largo camino que ha tenido que recorrer el vigués para hacer realidad su sueño, un sueño que estuvo a punto de dejar aparcado por falta de un proyecto que le permitiera volver al mar. Afortunadamente la llamada de Xammar cuando estaba a punto de coger un avión para ejercer como odontólogo en Países Bajos consiguió hacerle volver para volcarse en la vela y en la preparación de unos Juegos Olímpicos que se retrasaron un año por la pandemia. Pero, más allá de su calidad deportiva como atestiguan sus numerosos campeonatos, está su calidad humana. De ella pueden dar fe en el Real Club Náutico de Vigo, el club en el que creció como deportista y al que acude siempre que puede para reencontrarse con sus antiguos compañeros y monitores. Con el objetivo puesto en los Juegos de París 2024, estamos seguros de que todavía nos queda mucho por disfrutar de un regatista extraordinario.

 

 ¿Cómo consigue uno volver a la normalidad después de ganar una medalla olímpica?

Ganar una medalla implica muchas cosas, pero al final, los Juegos Olímpicos, siendo algo muy grande, tienen su momento y luego poco a poco los focos se van apagando y vas recuperando tus hábitos, tu familia, tus amigos. Y enseguida empiezas a pensar en los nuevos proyectos. No te puedes quedar estancado en lo que has conseguido sin quieres lograr nuevas cosas, así que creo que es fácil volver a la normalidad.

¿En estos años has tenido diferentes parejas deportivas, qué cualidades buscas en un compañero?

Lo más importante creo que es que estén dispuestos a sacrificar lo mismo que vas a sacrificar tú porque eso ayuda a estar en la misma línea de trabajo. Al final, para llegar arriba hace falta talento y muchas otras cualidades pero, sobre todo, hace falta trabajo, ganas, ilusión y seguir adelante los días que más cuestan y por eso necesitas al lado a una persona que dé tanto como tú.

¿Cómo te definirías como deportista?

Creo que soy, o por lo menos lo intento, una persona bastante estable. Considero que todos los días suman y soy consciente de que el trabajo es necesario, más allá de que puedas tener días buenos y malos.

Creo que empezaste en el deporte jugando al fútbol, ¿cómo fue el paso a la vela?

Es un poco como todo. Con 8 años tus padres lo que quieren es que te diviertas, que pruebes cosas y que seas tú después el que elijas lo que más te gusta. Con esa edad yo estaba en el equipo de fútbol sala del colegio y disfrutaba un montón, pero también probé con el tenis en Los Abetos y vela en el Náutico y en los campamentos de verano también hice algo de hockey, baloncesto, taekwondo… pero al final fue la vela lo que realmente me enganchó. Quizás también fue porque hice un grupo de amigos y eso me hacía disfrutar de toda la experiencia, no sólo lo de salir al mar.

Cuando empezaste tenías algún espejo en el que mirarte. ¿Alguien a quien admirases?

Galicia ha dado grandísimos deportistas en el mundo de la vela, eso es algo innegable. Sin duda de pequeño te veías reflejado en esa gente, en regatistas como Gonzalo Araújo, todo el el equipo del Forum Filatélico, Víctor Mariño, Alberto García… Tampoco es que al principio fueras consciente de quién era cada uno, pero escuchabas cómo la gente hablaba de ellos y, además, algunos como Diego Torrado y Víctor fueron mis entrenadores cuando era pequeño… No es que haya uno, en Galicia hay muchos, hay tradición de grandes nombres en el mundo de la vela. Como los que he nombrado y otros muchos más como Chunny, por ejemplo. Y tenemos también medallas olímpicas. Recuerdo que cuando estaba en 420 seguía mucho a Antón (Paz) y a Fernando (Echávarri) porque estaban despuntando mucho con el Tornado. Y cuando eres pequeño, te gusta la vela y resulta que hay dos chicos gallegos que lo están haciendo muy bien, despiertan toda tu admiración y las ganas de ser como ellos.

¿Cómo conseguiste compaginar en su momento la actividad deportiva con estudiar una carrera universitaria?

La verdad es que es duro y compaginarlo al 100% es muy complicado. Yo tuve, no sé si decirte la suerte o la mala suerte, de que hubo un momento en el que me quedé sin proyecto deportivo. Me costó encontrar a veces a alguna persona que quisiera sacrificar lo mismo que tú. Y tuve meses en los que pude dedicarme a recuperar esas asignaturas que tenía un poco pendientes o que venía arrastrando. En ese sentido, tuve dos momentos en la carrera en los que me pude quitar asignaturas del medio y eso, al final, por un lado, me ayudó a acabar los estudios al mismo tiempo que mis compañeros, aunque también frenó un poco el momento de mi proyección deportiva. Me dificultó un poco el camino posteriormente para obtener algunas ayudas, pero al final la vida son momentos. Y años después tuve la oportunidad de participar en los Juegos.

¿La vela tiene el apoyo institucional que se merece en España?

Una vez que se consiguen resultados, la verdad es que el apoyo está muy bien, te permite vivir de ello en ese momento. Diría que lo más complicado es el proceso, el cómo llegar a esos resultados que te permitan obtener ayudas. Nosotros vivimos con nuestro Plan de Becas ADO (Asociación Deportes Olímpicos), que está muy bien, pero estando entre los 8 mejores del mundo. Y tienes un buen sueldo cuando estás entre los 3, 4 o 5 mejores del mundo.  Pero luego es complicado. Hay que conseguir patrocinios, ayudas… Ahora, con los buenos resultados, es más fácil, pero el camino para llegar hasta aquí siempre es difícil. Es un tema delicado porque entiendo que tampoco se puede ayudar a todo el mundo, no hay para todos. Pero creo firmemente en la necesidad de invertir en deporte base porque al final estás invirtiendo en salud, en estudios y en valores. No tiene por qué salir todo el mundo olímpico, pero sí colabora en tener gente preparada porque te ayuda a estudiar una carrera universitaria, como fue mi caso. El deporte te da unos valores que, ya sea como deportista, empleado o autónomo, te van a servir de mucha ayuda.

¿Crees que esa llamada de Jordi Xammar y la decisión que tomaste te cambiaron la vida?

Sí, sin duda. Y fue duro. El mayor problema es que yo ya había tomado la decisión de cambiar mi vida y dejar de luchar por este sueño, por las circunstancias personales en las que me movía en ese momento. Y, de repente, ese sueño, esa ilusión que tú habías encerrado en un baúl y tirado al fondo del mar, salió otra vez a flote y yo era muy consciente de que debía elegir entre retomar esa ilusión o quemarla de una vez por todas. Era una oportunidad muy grande, con esas ayudas, estando en el equipo olímpico, sin gastos, por lo menos. Además, era consciente de que, si Jordi ganaba una medalla en los Juegos, me iba a arrepentir toda mi vida, así que me di cuenta de que lo que quería hacer era eso. Y, de hecho, te diría que de lo más orgulloso estoy no es del hecho de conseguir la medalla, que sin duda, sino de haberme atrevido a ese cambio, a luchar por conseguir esa medalla. El camino no fue fácil y es por eso que me quedo con la decisión de volver a la vela y de todos los pasos hasta llegar a Tokio. Y es algo que quizás valore más ahora que en aquel momento.

¿Cómo se prepara uno física y mentalmente para una competición tan exigente como son los Juegos Olímpicos, sobre todo éstos, que al final tuvieron que aplazarlos un año por la COVID?

Bueno, en el momento que pasa todo el COVID y nos encerraron en casa, ahí sí que pasamos un momento de mucha incertidumbre porque había países que aún no habían tomado la decisión del confinamiento, no se habían aplazado los Juegos, así que fue un momento de mucha preocupación. Una vez que se aplazan y hay nueva fecha, bueno, pues lo vivimos como si nos hubieran regalado un año más para seguir trabajando, una oportunidad de seguir viviendo nuestro sueño porque estábamos haciendo lo que realmente nos gusta y con la opción clara de ser mejores para luchar por nuestro sueño, que era la medalla.

¿Cuál es la primera imagen que te viene a la cabeza de los Juegos?

Cruzar la línea de llegada, eso es en lo primero que pienso. Te quitas infinidad de kilos de encima cuando realmente te das cuenta de que has conseguido aquello por lo que tanto habías trabajado, sacrificado y soñado. Son muchas cosas.

Medallista olímpico, vigués distinguido… ¿y ahora qué?

Ahora nada, a seguir trabajando en nuevos retos. En breve podré hacer público el nuevo equipo, que ya está montado, con el que empezaré a trabajar. La ilusión ahora se llama París y sería bonito estar en unos segundos Juegos. Por eso voy a luchar, además de otros proyectos a nivel personal y profesional que también estoy valorando.

¿Qué le dirías a las niñas y niños que ven en ti a su ídolo?

Que disfruten de este deporte, que se lo pasen bien, porque es la manera en la que salen las cosas. Y que todos los sacrificios que se hacen o todas esas cosas que la gente te dice que no hagas, que no merece la pena, que sepan que siempre merece la pena porque el deporte te enseña muchas cosas, más allá de los premios. Porque el deporte es vida.