Mauricio González-Gordon, presidente de González Byass, dirige la cata inaugural del botellero histórico de la bodega, un templo de la enología donde reposan más de 5.000 vinos de Jerez.
González Byass reúne una de las grandes colecciones de vinos de Jerez del siglo XIX y principios del XX. Mauricio González-Gordon, presidente de González Byass y miembro de la quinta generación de la familia, ha dirigido la cata que inaugura el botellero histórico de la bodega junto a Antonio Flores, enólogo y master blender, Sarah Jane Evans MW y Pedro Ballesteros MW. Los protagonistas han sido cuatro vinos -Añada 1963 Oloroso, Viña Amorosa Añada 1911, Matusalem década años 30 siglo XX y Pío X Moscatel prefiloxérico 1903- que dan continuidad generacional al estilo enológico de la casa y muestran la pasión por la viña presente desde su fundación, en 1835.
La casa de Tío Pepe abre las puertas de este “archivo líquido”, que conserva botellas de las soleras fundacionales de Matusalem, Apóstoles, Viña AB y Tío Pepe, así como moscateles prefiloxéricos y vinos singulares elaborados para conmemorar momentos únicos de la familia González y nombramientos de papas y reyes.
El silencio y la intimidad acompañan ahora el devenir de la exclusiva selección de vinos llenos de historia y sentimientos que guarda el botellero. Referencias escasas que rozan la eternidad, como Tío Pancho Romano, de 1728, el más antiguo documentado en González Byass; Trafalgar, una Solera contemporánea de la batalla (1805) adquirida por los fundadores de la bodega, y Añadas ligadas a la viña, como La Racha 1930, procedente del Pago de Marcharnudo Alto.
Tras minuciosos trabajos de cata, selección y sustitución de corchos, más de 5.000 botellas de vinos de Jerez, que aguardaban pacientes su momento de descorche por generaciones futuras en el aljibe de la bodega, reposan ahora entre los muros de este lugar único en el mundo. Dos años de dedicación que han dado como resultado la creación de un botellero que responde a la costumbre de González Byass de conservar determinados vinos de Añada y Solera desde su fundación. Un espacio que recupera la historia, conecta el pasado con el presente y garantiza la conservación, en pleno siglo XXI, del estilo enológico que ha guiado a esta bodega a lo largo de sus más de 180 años de historia.
Para la creación de este santuario, ha sido decisiva la labor realizada por el centro de investigación CIDIMA (Calidad, Investigación, Desarrollo, Innovación y Medio Ambiente), el área técnica de la bodega y el Archivo Histórico de la Fundación de González Byass. La documentación e inventarios históricos conservados han permitido descubrir la historia que hay tras el corcho de cada botella. Esta catedral del tiempo posee un valor documental incalculable que cuenta una crónica vitivinícola única y transmite el legado y trabajo realizado por cinco generaciones de la familia González.
El botellero histórico de vinos de Jerez es otro ejemplo de la apuesta de González Byass por la innovación mirando al pasado. Con su apertura se han recuperado tesoros enológicos ocultos que regresan al siglo XXI. Es un paso más en la expansión de la #SherryRevolution, el movimiento global creado por González Byass que ha llevado al Jerez a vivir una nueva edad de oro a nivel mundial.