Entrevista con Jordi Melendo, Embajador de Champagne y comunicador

“La visita que hice con 14 años a Codorniu me cambió la vida”

 

La relación de Jordi Melendo con los vinos espumosos se manifestó de forma sorprendente y a una edad muy temprana. Una visita escolar con 14 años a Bodegas Codorniu cambió su vida empezando por la profesión a la que por herencia familiar estaba destinado, la de carpintero.  Hoy, asentado en la región francesa de Champagne,  nos habla de la fascinación que sintió aquel chaval y la magia que aún hoy siente por la bebida más famosa del mundo.

 

Divulgador, comunicador, escritor, experto en espumosos…. ¿En qué actividad se siente más cómodo?

Yo diría que comunicador porque engloba un poco todas las actividades que hago.

Viene de una familia de carpinteros y acabó en el mundo del vino . ¿Qué pasó?

Mi abuelo y mi padre eran carpinteros y yo seguramente hubiera seguido sus pasos si no hubiera participado a los 14 años en una visita a Cavas Codorniu, donde me enamoré de la elaboración, me pareció algo mágico. Cuando salí de allí le dije a  mi padre que me quería dedicar al mundo del cava  y me dijo que hiciera lo que me gustase pero mientras no me aclaraba, estudié Carpintería hasta decidir qué esto era lo que realmente me gustaba.

Hablamos de dos profesionales muy diferentes pero con ciertos puntos en común, hay mucho de artesanía en ambas

Pues sí, es verdad. No lo había pensado nunca, pero sí. La madera también es un fruto de la naturaleza que puedes convertir en una obra de arte. En cualquier caso, son dos profesiones muy bonitas y, quizás, si no me hubiera enamorado de las burbujas en esta visita, hoy sería carpintero.

¿Y qué pasó para que un chaval de 14 años saliera tan alucinado de la visita a una bodega?

A pesar de los años que han pasado, recuerdo esa visita escolar con bastante nitidez y aún puedo sentir esa sensación de aquellas cubas en la penumbra, aquel silencio y saber que después en algún sitio alguien iba a abrir una de esas botellas para festejar algún evento importante, era algo mágico. De hecho aún ahora me sigue fascinando lo que ocurre dentro de una botella y el proceso químico que se produce dentro con la muerte de la levadura que da paso a un vino que, además de la efervescencia  que no deja de darle un toque gracioso, tenga aromas que nos puedan evocar desde los ahumados a los frutos secos, a la vainilla… infinidad de sensaciones que nos producen placer, incluso en boca. Que esto tan maravilloso que sentimos venga de un proceso de decadencia es cuando menos atractivo.

¿Y cómo llegó al champagne?

Estuve muchos años dedicado al mundo del cava y sigo vinculado, sigo interesado y sigo muy de cerca lo que pasa. Dentro de los espumosos, en Catalunya hay bodegas que han tomado diferentes caminos y los sigo con interés porque muchos son amigos. Además, por decirlo de alguna forma, los cava son mis raíces. Pero sí que en determinado momento me di cuenta de que sólo había conocido un método de elaboración y en el año 92 visité por primera vez la zona de Champagne y el primer día que pasé allí ya me di cuenta de que el método de elaboración tenía una explicación, que había nacido por algo y también que el lugar era determinante.

¿En qué sentido?

No fue un invento de cuatro monjes o cuatro viticultores o científicos que se juntaron  y decidieron crear un vino a través del método tradicional de segunda fermentación en botella, una bebida para que la gente fuera feliz y que, además, fuera algo lucrativo para el viticultor, que fuera un vino que se pagara caro. No, allí aprendí que esta bebida tenía una explicación. En primer lugar, una tierra  que es un foso marino de lo que fue un mar hace cincuenta millones de años, si no fuese por esa tierra el champagne no tendría esas características organolépticas. Eso, y el clima tan particular que tienen ya que en Champagne llega el frío de una forma muy radical y después de la vendimia la fermentación se paraba y en primavera,  con el aumento de las temperaturas y de manera natural, esa fermentación se reactivaba y aparecía espuma. Al principio, en la zona consideraban que tenían un problema porque su vino hacía espuma y, además, las cosechas eran irregulares…. Vamos, toda una serie de adversidades. Pero precisamente en   base a estas adversidades generación tras generación hubo personas que fueron aportando su granito de arena  consiguiendo que con el paso de los siglos este vino, que era imbebible y al que llegaron a llamar el vino del diablo, se convirtiese en la bebida más universal.

Es la bebida  más conocida en todo el mundo ya que todos reconocen la botella. Incluso las versiones que se han hecho en otros países, con otras denominaciones, la gente continúa llamándole champagne.

¿Es el vino más caro y más valorado?

Es el vino con el que el viticultor se gana mejor la vida, la uva se paga al precio más caro y todo esto teniendo en cuenta las connotaciones históricas del lugar: dos guerras mundiales, la filoxera… todas esas cosas explican la magia de una bebida asociada siempre al lujo, al glamour…

En 2011 fue elegido Embajador de Champagne, ¿qué implica esta distinción?

Es un concurso que organizaba el Comité del Champagne, que digamos que es el Consejo Regulador, que si lo ganabas te daba la oportunidad de utilizar esa distinción. Era un certamen  que se organizaba en los nueve países de mayor consumo de champagne en Europa.  A partir de ahí tengo compañeros que son sumilleres o profesores que no han utilizado tanto este título, yo sí lo he hecho porque, además, para mi profesión es como un aval, un certificado que garantiza que hay una base de conocimientos. Aunque creo que en este mundo del champagne nunca dejas de aprender. Y es curioso que cuando más voy aprendiendo, más me doy cuenta de todas esas cosas que rodean a esta bebida y no son ciertas pero que se han asumido como verdad.

Creo que escribe la única guía en español dedicada exclusivamente a los vinos de Champagne con varios cientos de referencias. ¿Cómo es el proceso de elaboración de esta publicación, dónde se realizan las catas?

En las cuatro ediciones anteriores de la guía todas las catas se realizaron en España, salvo esta quinta edición que como era un número redondo y la primera que publicaba desde que resido en Champagne decidí que el comité de catas viajara a la región y las catas se hicieran aquí. El proceso es simple, se piden muestras a todas las empresas que quieran participar en la guía, esta participación no supone ningún coste para ellos, y se lleva a cabo el proceso con  el sistema de cata a ciegas, lo que, junto con una serie de controles que tenemos, garantiza una independencia total. De hecho, de las cinco guías publicadas, las tres primeras no llevaban publicidad.

Los catadores se dividen en equipos de cinco personas dirigidas por un presidente de mesa y hacen sus valoraciones y después se comparte con los otros grupos. Es una publicación que lleva mucho trabajo pero el resultado es una herramienta que me consta que es útil para mucha gente, como acercamiento al champagne, pero también como libro de consulta o para tener  información fresca y directa renovada cada dos años sobre el sector del champagne.

Recientemente estuvo en Galicia ofreciendo una masterclass en la que se maridaba champagne con mejillón. ¿Qué le pareció?

Me pareció fantástico y me encantó poder compartir esta experiencia con Alejandro y Luis Paadín, que también son embajadores de Champagne. Y qué decir del mejillón, no pude traérmelos aquí a Champagne pero es algo que he hablado con productores de la zona y están interesados y curiosos por este tema. Me parece una armonía fantástica la del champagne y el mejillón gallego, y creo que si el mejillón de Galicia estuviera en Francia  sería más caro que el caviar porque lamentablemente en España a veces no le damos la importancia que merecen a algunos productos . Me parece un tema fantástico para disfrutar, primero,  y después para compartir. Ya le comenté a Luis y Alejandro que esto tiene recorrido, que la armonía es genial, que el lado salino del mejillón combina de maravilla con la salinidad del champagne. Me pareció una experiencia magnífica.

¿Conoce los espumosos gallegos, qué opinión le merecen?

Precisamente  he podido probar varios espumosos a través de los Paadín  y algunos me han sorprendido gratamente.  Hoy en día las técnicas enológicas te permiten hacer un vino espumoso correcto en cualquier parte del mundo, pero hay lugares que se pueden entender más y Galicia es uno de estos sitios. Galicia es una región de vinos blancos, que también tiene unas connotaciones salinas y que entra dentro de la línea de influencia oceánica como Champagne. Esas condiciones climatológicas ayudan. Creo que es un tema con futuro, no en el sentido de que se vaya a convertir en una gran industria de millones de botellas, pero sí lo veo como un tema de calidad y de prestigio.