“Creo que la mujer en una primera fase se acerca al vino con ánimo curioso y con una cierta cautela”
La relación de Sonia Prince de Galimberti con el vino nació, según nos cuenta, por azar, pero lo cierto es que este mundo le enganchó de tal forma que en 1996 decidió fundar la Asociación para Mujeres Amantes del Vino (Amavi). Una apuesta arriesgada que enseguida tuvo el respaldo de un buen número de socias y que hoy en día sigue más viva que nunca. Sofía Prince, una institución en el sector, rechaza los halagos y asegura que más que un legado, lo que le gustaría es “que cuando se me recuerde sea como alguien que, modestamente, intentó poner un ápice de color en nuestro vivir cotidiano, ya sea en color blanco, rosado o tinto”.
Creo que su amor por el mundo del vino viene de lejos. ¿Recuerda cómo fue su primer contacto?
Puedo decir que no ha sido ni por vocación ni por tradición, sino más bien por el azar. Comenzó a raíz de la actividad que mi marido organizó alrededor del vino, el club Vinoseleccion en el año 73 y que desde el primer momento fue un proyecto que me entusiasmó y apoyé, colaborando y disfrutando.
¿Cuándo y con qué objetivo empezó a darle vueltas a la idea de montar una asociación de mujeres relacionada con el vino?
La idea se fue gestando a fuego lento a través de la experiencia personal en mi vida de pareja que con la presencia de una copa de vino degustamos noche a noche en torno a la mesa.
¿Cuándo fundó finalmente Amavi y qué acogida tuvo en un principio?
Amavi se fundó en el 96 y fue bien recibida aunque tuvo al principio algunas miradas de escepticismo. Posiblemente se pensó o prejuzgó que duraría tan solo un telediario. ¡Normal!
¿Cuántas mujeres participan ahora mismo en las actividades que organiza la Asociación?
Amavi está formada por socias, que pagan una determinada cuota semestral, y por las así llamadas simpatizantes, que son las que participan en eventos puntuales.
¿Qué diferencias hay entre la forma en la que una mujer se relaciona con el vino a como lo hace un hombre?
Creo que la mujer en esta primera fase se acerca al vino con ánimo curioso y con una cierta cautela para ir descubriendo paso a paso qué le depara y su grado de interés o satisfacción.
¿Qué ha aprendido en estos años al frente de Amavi?
En el aspecto social, considero que siendo el vino por excelencia una bebida convival, normalmente genera un ambiente de agradable camaradería pues te brinda la oportunidad de conocer y tratar con caracteres variados que a la larga te pueden enriquecer en el trato humano.
Fue pionera en poner en marcha un club de mujeres amantes del vino, ¿se considera una mujer emprendedora?
No en el sentido estricto de la palabra, pues AMAVI no se trata de una entidad con carácter comercial estructurada para que pudiese generar beneficios, sino que más bien ha sido un proyecto que con un toque de idealismo ha llegado a materializarse y mantenerse posiblemente por cierta tenacidad de mi parte.
Entiendo que como precursora de un colectivo de mujeres le agradará el movimiento feminista que estamos viviendo en la actualidad en el que personas como usted tienen mucho que ver
Positivo! Es una oleada de reivindicaciones que se ha convertido en un clamor popular.
¿Qué es lo que le seduce de un vino?
Esencialmente la atmósfera que se puede recrear alrededor de él. Si lo compartes con amigos puede ser algo alegre, si es en compañía de tu pareja, puede ser algo íntimo, y si es en solitario te puede generar momentos de reflexión.
¿Cuál es su relación con los vinos gallegos, qué le parecen?
Muy buena. Considero que emiten un mensaje de cohesión agrupando y respetando bajo una misma denominación las distintas características intrínsecas de las diferentes regiones de esa determinada zona
Recientemente ha recibido un importante galardón por parte del Consello Regulador del Ribeiro, ¿le hizo especial ilusión?
Naturalmente, ha sido muy gratificante.
¿Ocupa hoy en día la mujer el papel que se merece en el sector vinícola?
Se va por buen camino pero aun no se ha llegado a romper el así llamado techo de cristal.
Recientemente publicamos un reportaje sobre vinos rosados y sorprendentemente algunos de los protagonistas nos decían que era la clase de vinos que gustaba a las mujeres. ¿Hay vinos para hombres y vinos para mujeres?
Creo que insistimos en mantener una idea más bien casposa y en parte obsoleta. Según nuestra encuesta realizada entre unas 200 mujeres componentes del así llamado “Jurado Amateur” que participaron en la Cata-Concurso “ Los Vinos Favoritos de la Mujer “ en su octava edición, celebrada el pasado mes de junio, se concluye lo siguiente : El 76% de las mujeres encuestadas se ocupan de la compra del vino, 52% prefieren el vino tinto, 24% prefiere el blanco, 8% el espumoso, 6% el generoso y 5% el rosado.
Finamente, el 59% de las mujeres escogen el vino en función de la Denominación de Origen, siendo las preferidas Ribera del Duero, Rioja y Rueda, con el 23%, 18% y 15%, respectivamente.
Como dato anecdótico, quisiera anotar que recientemente compartiendo entre amigos, copas, charlas y risas en una terraza de verano, sucedió que estos señores amigos, con aire desenvuelto, ¡todos ellos pidieron una refrescante copa de vino Rosado!
¿Qué legado quiere dejar en este sector?
¡Legado! Se trata de un concepto alejado de mis cortas ambiciones. Me conformaría, y hasta confieso que me agradaría, que cuando se me recuerde sea como alguien que, modestamente, intento poner un ápice de color en nuestro vivir cotidiano, ya sea en color blanco, rosado o tinto. Ya está.