Entrevista con Débora Franco, socia fundadora de Monet Viticultura

“Las bodegas son conscientes de que implantar tecnología es una ventaja competitiva”

 

Débora Franco, José Antonio Gay y David Rey son los tres socios fundadores de Monet Viticultura, la empresa tecnológica que crearon en 2014 y que permite controlar el viñedo desde cualquier dispositivo conectado a internet. Su software presenta como valor preferencial algoritmos de predicción de enfermedades fúngicas validados para la uva, lo que convierte a su plataforma en una de las más completas del mercado. Del crecimiento de la empresa, de la importancia de la tecnología en el sector vitivinícola y de las ventajas de poder contar con una herramienta como la desarrollada por esta empresa gallega nos habla Débora Franco.

 

¿Qué es Monet Viticultura y quién está detrás de esta empresa?

Monet es una empresa tecnológica que se dedica a la búsqueda de soluciones para el sector vitivinícola. Con este objetivo, el de encontrar soluciones, desarrollamos Monet Viticultura que es un software de apoyo a la toma de decisiones en forma de plataforma web que permite controlar el viñedo desde cualquier dispositivo conectado a internet. Los tres socios fundadores montamos la empresa en 2014, trabajábamos como investigadores en la Universidad de Vigo -somos ingenieros de telecomunicación- y trabajábamos como investigadores en distintos proyectos de aplicación de tecnologías al sector primario y a la industria.

¿Y por qué decidieron dedicarse a este sector?

En el marco de un proyecto europeo empezamos a trabajar con una gran bodega gallega, una cooperativa, que es Viña Costeira. Este proyecto nos sirvió para empezar a conocer el sector, aunque uno de los fundadores ya tenía una vinculación previa con el sector porque su familia tiene viñedos.

¿Qué distingue a la plataforma que han desarrollado sobre otras similares?

El valor preferencial de nuestra plataforma son los algoritmos de predicción de riesgos de enfermedades fúngicas, que están validados para la uva, para el viñedo. Por eso trabajamos en exclusiva para este sector. Al principio, como no teníamos formación en viticultura, contratamos a una ingeniera agrónoma para la parte más agronómica para el desarrollo de los modelos.

¿Cómo les ha ido en estos siete años con este proyecto?

En este momento tenemos usuarios/clientes en toda la zona norte de España. No ha sido un camino fácil porque esto no es como una cafetería donde todo el mundo ya sabe qué es el café y si le gusta  cómo lo hace en ese sitio, repite. Aquí, primero hay que explicar al empresario cuáles son los beneficios de implantar un sistema como éste y él debe ser capaz de ver que hay un retorno en la inversión. Es un sistema de apoyo a las decisiones, eso lo entienden, pero su reflexión es: vale, me va a ayudar a mejorar mi trabajo ¿pero cuál va a ser el retorno de la inversión que voy a hacer? Esta es la parte más difícil para la comercialización de un producto de este tipo. No obstante, sí que vemos que cada vez las bodegas están más concienciadas en la utilidad de las herramientas informáticas para la gestión del día a día del viñedo.

De hecho, hace ya muchos años que está implantada la tecnología en la bodega y es imprescindible y en el viñedo vemos que, poco a poco, las empresas del sector son cada vez más conscientes que implantar tecnología es una ventaja competitiva para ellos.

Aunque su viñedo experimental está ubicado en Rías Baixas, ¿trabajan para bodegas de las cinco denominaciones de origen gallegas?

En Galicia trabajamos con empresas de las cinco denominaciones de origen, pero también tenemos clientes en bodegas de Castilla y León, Ribera del Duero, Rioja, Navarra, Aragón, Asturias, lo que es la zona norte de España.

Dicen los enólogos que el cambio climático está cambiando un poco el escenario de las enfermedades que afectan al viñedo, ¿es así?

El mildiu en la zona de Rías Baixas es una enfermedad endémica. Es verdad que en el entorno de cambio climático y las previsiones de subida de temperaturas y bajada de humedad, esto supondrá  que este hongo se desarrolle menos o que haya menos incidencia, quizás tendiendo a un modelo más típico de la zona de Monterrei o de Valdeorras, o  más del interior, donde la enfermedad más predominante es el oídio. Lo que está claro es que las enfermedades son endémicas porque el hongo está ahí, queda implantado en el viñedo de un año para otro y se va a reproducir dependiendo, sobre todo, de  las condiciones meteorológicas. De esta forma, en función de la meteorología, un año habrá una incidencia mayor de una enfermedad y otro año, una incidencia menor.

¿Desaparecerá el mildiu, por ejemplo?

Bueno, en esta tendencia que tenemos de cambio climático, probablemente el mildiu en diez años no será tan agresivo como lo es a día de hoy, pero seguramente iremos a otro tipo de enfermedades como  el oídio, que ahora se da en menor medida en Rías Baixas pero a lo mejor en unos años se dará en mayor medida.

¿En qué proyectos están trabajando ahora mismo?

En el marco del proyecto europeo SmartAgriHubs estamos trabajando en dos proyectos piloto, uno de ellos relacionado directamente con la viticultura. Los líderes de este proyecto están en Portugal y el trabajo se centra en el estudio de una enfermedad que por ahora en España no tenemos, pero que en Portugal tiene gran implantación que es la flavescencia dorada de la vid. Desde 2018 estamos colocando trampas para capturar o para contar el insecto que propaga esta enfermedad y saber qué pasa en la zona sur de Galicia limítrofe con Portugal, dado que allí sí se da esta enfermedad y en Galicia, no. De momento, por lo que hemos visto, las capturas son muy pocas por lo que esta enfermedad sigue sin implantarse aquí.

También estamos trabajando en otro proyecto, en el que Monet Viticultura es líder, que es el proyecto Viticast, que busca soluciones innovadoras para predecir enfermedades fúngicas. Ahora mismo, para desarrollar un modelo de prevención de riesgos de enfermedades, tenemos en cuenta la meteorología y la fenología de la planta porque evidentemente hay unas etapas de crecimiento en las que la planta no es susceptible de contraer la enfermedad, en Viticast lo que hacemos es incorporar una tercera variable a estos modelos: el recuento de esporas de los hongos en el ambiente. La idea es saber si con una concentración determinada de esporas la severidad de la enfermedad es mayor o si mejora de alguna forma los modelos de predicción de enfermedades. Este es el último año del proyecto, que acaba ahora en el mes de septiembre y en breve publicaremos los resultados.

¿Cómo se miden las esporas?

El dispositivo es similar al que se utiliza para captar el polen, lleva en su interior una cinta con un material pegajoso, circula el aire a su través y las esporas se quedan pegadas a la cinta. Semanalmente, los técnicos recogen las cintas y se hace el recuento bajo microscopio en la Universidad de Vigo y la Estación Fitopatológica Areeiro. De esta forma podemos saber en cada hora del día, cada día de la semana qué concentración de esporas había en el ambiente.

¿El trabajo que lleváis a cabo con las bodegas lo hacéis en colaboración con los enólogos, los técnicos…?

Sobre todo, con el técnico de campo, el técnico de viñedo, el ingeniero agrónomo o la persona que cumpla esa función. Es decir, con el profesional que se encargue de gestionar los manejos que se realizan en el viñedo. Lo que pasa es que en muchas bodegas, el propio técnico de viñedo también es el enólogo. En esta sentido, nuestra  herramienta es útil, además de en la predicción de riesgo de enfermedades, que es nuestro valor diferencial, en otros aspectos. Por ejemplo, el técnico tiene un cuaderno de explotación en donde puede registrar digitalmente todos los manejos que realice, o tiene mapas de vegetación que le permiten saber cuál es el vigor de cada zona de la parcela y hacer una vendimia selectiva en función del vigor de cada una de las parcelas. También es útil para saber si hay estrés hídrico, cuáles son las condiciones hídricas de cada uno de los sectores del viñedo o calcular cuánto tiempo tiene que tener el riego en marcha para cubrir las necesidades de cada zona.

El mundo del vino ha dado un vuelco en los últimos años en lo que se refiere a tecnología, ¿lo habéis percibido en estos años o el movimiento fue anterior a 2014?

El cambio lo hemos notado en viñedo, vemos que cada vez hay más tendencia a la digitalización y los procesos que se pueden automatizar, la mayoría opta por no seguir haciéndolos a mano. Hace unos años, por ejemplo, los técnicos nos decían que perdían mucho tiempo en el despacho para hacer los cálculos en su hoja de Excell, cálculos, por ejemplo, de enfermedades. Si ahora hay una herramienta que ya hace ese cálculo, el técnico ya tiene el informe en su móvil en cuanto se levanta. De esta forma, con los datos que le aporta esta herramienta, es posible tomarlas decisiones pertinentes antes de salir de casa. Digamos que el trabajo de esta forma es más eficiente y cada vez vemos más técnicos que conocen estas herramientas y las utilizan en su labor diaria.

¿Estos episodios de heladas, de granizo, que estamos viviendo en los últimos años en fechas no habituales, también se pueden predecir con antelación?

Si que es verdad que en el tema de las heladas nosotros proporcionamos una predicción, trabajamos con una empresa de meteorología, pero que conste que no es fácil. Sí la incluimos en nuestra plataforma y, dependiendo del riesgo, sí que hay un margen de actuación y se pueden poner en marcha distintas alternativas de actuación. Nosotros tenemos clientes que tienen molinos anti-heladas que cuando el sistema le da un aviso de riesgo, los encienden. O también están las típicas antorchas francesas que se colocan a lo largo del viñedo para subir un poco la temperatura y que la helada no afecte a la planta. Esas son las alternativas y evidentemente hay que tenerlas preparadas de antemano porque es una infraestructura que necesita de un montaje.

¿Qué porcentaje de bodegas españolas cuentan ya con vuestra tecnología o una similar para trabajar?

Desconozco el dato, pero sí que te puedo decir que cada año son más porque nosotros lo vemos en cuanto a la fidelización. Un usuario que prueba la plataforma no se da de baja. Y eso quiere decir que una vez que empiezan a usarla se dan cuenta de la utilidad que tiene. Con el tiempo creo que será algo yo diría que tan imprescindible como una conexión a internet, en el sentido de que es una herramienta que te facilita el trabajo y te ayuda a reducir el tratamiento fitosanitario, con lo que ya amortizas el coste de la herramienta de todo el año. Eso es lo que hay que ver, cuánto me cuesta y cuánto me va a reportar, no sólo en cuanto a la mejora en la planificación del manejo, no sólo en la mejora de la calidad de la vid,  sino también en el ahorro económico.

Entiendo que en este tiempo de pandemia, sobre todo en los meses de confinamiento, su herramienta ha tenido más utilidad de la que en principio se pensaba

Pues sí, y es algo que nos han dicho todas las bodegas con las que trabajamos en un momento u otro del confinamiento. Es cierto que podían salir, pero no es lo mismo salir sabiendo que lo debes hacer porque en ese momento la parcela lo necesita, que no salir a ver qué hay. O que convoques a una cuadrilla para hacer un trabajo que en ese momento no era necesario. Así que esa información de forma remota también ahorra desplazamientos y eso en un momento como el que vivimos, es fundamental.