Rioja Alta, Haro, Brinas

RIOJA, EPICENTRO DEL ENOTURISMO

Aunque el enoturismo no está tan implementado en nuestro país como en otras regiones del mundo, más de 3 millones de personas visitan cada año las bodegas y museos del vino asociados a las Rutas del Vino de España. Y de las más de 30 regiones vitivinícolas que aglutina este colectivo, las de Rioja son de lejos las más recurrentes suponiendo 1 de cada 3 visitas.

La marca Rioja sin duda es una de las mejores embajadoras de nuestro país y representa fielmente los valores de nuestra gastronomía: tradición, calidad y territorio. Pero más allá de sus vinos y de haber abierto gran parte de los mercados internacionales al vino español en las últimas décadas, los distintos territorios de Rioja ofrecen tantas experiencias enoturísticas como imaginación se tenga.

En primer lugar convendría destacar que esta Denominación de Origen Calificada (la primera de nuestro país) es una de las pocas suprautonómicas que tenemos, albergando la mayor parte de sus viñedos en la Comunidad Autónoma homónima (La Rioja), pero también en País Vasco, en Navarra y, por caprichosos enclaves burgaleses, en Castilla y León. Sus particularidades edafoclimáticas han configurado regiones muy dispares que a menudo son agrupadas en las zonas de Rioja Alavesa, Rioja Alta y Rioja Oriental. Tales son sus diferencias, que cada una cuenta con una ruta del vino independiente.

RIOJA ALAVESA

Situada al sur de la provincia de Álava y en el margen izquierdo del río Ebro, su clima atlántico define el perfil de vinos frescos y muy diversos, desde las ancestrales maceraciones carbónicas hasta los “vinos de autor” más genuinos. En su capital Laguardia, se pueden visitar las imponentes cuevas subterráneas construidas entre los siglos XVI y XVII para conservar el vino y que a día de hoy son un reclamo turístico a la altura de sus espectaculares paisajes vitivinícolas.

Hacia el oeste, en La Bastida, se encuentra una de las mayores concentraciones de lagares rupestres del mundo, utilizados desde la Edad Media para estrujar la uva. Algunas de estas ancestrales estructuras permanecían al aire libre en recónditos parajes, con el objeto de sortear el diezmo que las autoridades imponían a los viticultores de la época.

Además de esta tradición innata, la expresión artística y la inquietud de sus bodegas se refleja en los trabajos de algunos de los más reconocidos arquitectos del mundo, dando lugar a emblemáticos edificios como el de Marqués de Riscal o el de Ysios. Pero el reflejo cultural del territorio va más allá de las construcciones y acercarse a bodegas como Valdelana puede ser toda una experiencia: desde armonías con las constelaciones hasta la visita a un completo museo etnográfico.

RIOJA ALTA

Situada en el extremo occidental de la DOCa Rioja, comparte clima atlántico con Rioja Alavesa y su territorio se extiende a ambos márgenes del río Ebro (mayoritariamente el derecho) por el noroeste de La Rioja hasta Logroño. Es en su extremo fronterizo con Castilla y León, donde se encuentran las “islas” territoriales que Burgos tiene en la DOCa Rioja.

Aquí el Barrio de las Bodegas de Haro es una de las paradas indiscutibles y tuvo una gran relevancia histórica en el mundo del vino durante el siglo XIX, cuando los comerciantes de Burdeos establecieron estrechos vínculos comerciales con las empresas y viticultores riojanos a tenor de las plagas de la vid que asolaron Europa. Cualquiera de las bodegas centenarias de Rioja Alta merece la pena ser visitada y su concentración en el territorio es tal, que ostenta el título de ser la mayor de todo el continente. La arquitectura de bodegas tradicionales como Viña Tondonia en Haro, convive con otras más vanguardistas como la ampliación de Beronia en Ollauri, donde la ingeniería se pone al servicio de la sostenibilidad convirtiéndola en una de las bodegas más eficientes de Europa.

Esta zona rezuma tradición por todos sus poros y ha sido un agente fundamental en la definición de los estilos más clásicos de Crianza, Reserva y Gran Reserva, acuñados en Rioja y adoptados por gran parte de España a lo largo del siglo XX. Los atractivos turísticos de la región son muy diversos, abarcando desde actividades de deporte y riesgo (como la inmejorable visualización de los viñedos desde un globo aerostático), hasta la oferta cultural más completa (la visita al Museo Dinastía Vivanco es parada obligada).

RIOJA ORIENTAL

Antiguamente conocida como Rioja Baja, el actual nombre claramente evidencia su localización al este de la Denominación de Origen Calificada. Siguiendo el curso del río Ebro hasta Alfaro, sus viñedos de Navarra y La Rioja se ven atemperados por la influencia mediterránea, permitiendo que otras variedades más allá de la Tempranillo adquieran protagonismo, como la otrora denostada y hoy tan solicitada Garnacha.

Aquí los viñedos se alternan con olivares y con una extensa huerta que produce algunas de las mejores verduras de todo el territorio, incluidos los champiñones; actividad económica que hoy por hoy compite con el vino en importancia productiva. Gran parte de las antiguas cuevas que antaño sirvieron para producir y guardar vino, hoy tienen las condiciones perfectas de oscuridad, temperatura y humedad para la producción de este hongo. En Quel, la bodega Dominio de Queirón conserva una de esas cuevas de vinificación que siempre merece la pena visitar.

Todas estas diversidades geográficas y climáticas ayudan a configurar el crisol de estilos que hoy podemos encontrar en Rioja: desde los más puros monovarietales (Tempranillo, Garnacha, Maturana, Graciano, Mazuelo, Tempranillo blanco, Viura, Maturana blanca, Malvasía, Garnacha Blanca…) hasta los plurivarietales más tradicionales; desde los vinos de Viñedos Singulares, de Municipio o de Zona hasta la magia de los vinos de mezcla; desde jóvenes y frescos maceraciones carbónicas hasta las complejas gamas de crianza; desde los novedosos espumosos, a los imperantes tintos pero sin olvidarnos nunca de sus genuinos blancos o de sus elegantes rosados.

Todos estos vinos siempre serán grandes adláteres del recetario riojano. Si bien las chuletillas de cordero al sarmiento y las patatas a la riojana son platos omnipresentes, los pimientos asados, las pochas a la riojana, los champiñones rellenos o los caracoles a la riojana son opciones más que recomendables para disfrutar de su prolífica gastronomía.

En este aspecto muchas de las bodegas consuman la experiencia enoturística con restaurante propio como Baigorri (Rioja Alavesa) o Dinastía Vivanco (Rioja Alta) que complementan, pero no sustituyen, el placer de descubrir los locales y el tradicional chateo de la Calle Laurel de Logroño. Tampoco conviene olvidarse de aquellos restaurantes que se pueden encontrar próximos a los viñedos y cuya excelencia es reconocida con una Estrella Michelín como el de Marqués de Riscal (Rioja Alavesa) o Venta Moncalvillo (Rioja Alta), quienes apuestan decididamente por los productos locales, ecológicos y de máxima calidad.