Raizames es el II Encuentro de la Cultura del Vino de la Ribeira Sacra, una cita que se celebra en el Municipio de Taboada (Lugo) del próximo viernes 10 al domingo 12 de mayo. Una vorágine de actividades que ponen el valor del mundo del vino Ribeira Sacra desde las ópticas más variopintas que se pueda uno imaginar, para trenzar un mosaico donde poder apreciar este producto desde toda su complejidad como motor cultural, social y económico. Hablamos con su ideólogo, Roberto Regal, comisario y director de contenidos vinícolas.
Es la segunda edición de Raizames, un encuentro de la cultura del vino en Ribeira Sacra, ¿qué supone un encuentro de este nivel?
Raizames es un encuentro singular, con mucho carácter, un estilo diferente de poner el vino en valor. Buscamos crear un evento novedoso y diferenciador dónde el vino es protagonista en muchas disciplinas artísticas, desde las más tradicionales como pueden ser las catas, pasando por diferentes actividades relacionadas con el universo del vino de Ribeira Sacra, como pueden ser alfarería, poesía y senderismo.
¿Cómo surge la iniciativa?
Siempre he sido muy consciente de la importancia que tiene el vino a nuestro alrededor – tanto en Ribeira Sacra como en toda Galicia– y del enorme impacto que tiene de forma directa o indirecta a efectos paisajísticos, culturales, de dinamismo económico… quería darle forma y muchos contenidos diferentes a una idea que realzara la incidencia que tiene el vino en toda nuestra cultura. Además de ser catado y comentado, el vino deja su impronta en los oficios, como el jarrero que hace las jarras, el ceramista que hace las cuncas o incluso un geólogo, que determina cuál es la piedra seca que se utiliza aquí y no otra; a su vez, el vino forma parte de nuestro paisaje y contribuye a nuestra biodiversidad: provoca que se corten árboles para poder pasar, para hacer barricas, el bimbio en las viñas, se cortaban castaños para hacer barcas o estacas… Y en la vertiente cultural, muchos poetas gallegos utilizan el vino en su narrativa, en cada vendimia había una fiesta, hay danzas que surgen a raíz del vino, se fotografía el paisaje que deja esas impresionantes viñas… Y, por supuesto, la gastronomía ligada al vino a través de maridajes.
Tratamos de abordar el vino desde toda la cultura, todo lo que implica, una visión como ves, muy ambiciosa e interrelacionada.
¿La primera edición se celebró el año pasado, ¿quién impulsó el proyecto?
En mi imaginario siempre estuvo organizar algo así, porque tras recorrer muchas fiestas del vino – Chantada, Sober, Cambados…– me di cuenta que siempre se vertebraban en torno a la copa, con un trasfondo de hedonismo o de formación, con ánimo de disfrutar o ánimo didáctico. Después, comencé a ver otras propuestas, como puede ser el Sacrafestival de inclusión social con la naturaleza y pensé que era posible reproducir algo estiloso aquí, en un único espacio, con el vino como elemento sociabilizador y de aprendizaje, que realzase todo lo inmaterial que lo rodea. ACIMTA (Asociación de Comerciantes e Industriais do Municipio de Taboada) me llamó para montar una feira do viño en Taboada y les propuse esta idea. No sabíamos bien desde dónde abordarlo, pero decidimos organizarlo en conjunto, conmigo como comisario y director de contenidos vinícolas.
¿Qué actividad es la que más ilusión os hace ver que se ha materializado y ya es una realidad?
Todos coincidimos que tenemos muchas actividades diferenciadoras, pero uno de los módulos estrella es el roteiro, una ruta que dura 2 horas y está lleno de paradas para catar, actuaciones, baile y muchas sorpresas. Son 2 kilómetros llenos de riqueza, fruto de esas ganas de que no se desarrollase todo en un solo punto del municipio, sino que involucrase a la propia ribeira.
La exposición fotográfica efímera Paisaxe humana de Abel Valdenebro será en las propias calles de Taboada, mientras disfrutas de un paseo y un buen vino, no en la típica casa de cultura o sala a cubierto. Este año el retrato es el hilo conductor. Serán retratos de viticultores, tipo cartel de cine, para poner en valor la figura de los que cuidan las cepas y las viñas.
Otra cosa que podemos destacar es nuestro espacio infantil, que hace que los más pequeños comiencen a participar y se involucren ya con la cultura del vino desde el juego.
Otro de los puntos fuertes de la programación este año será el domingo a las 10:30h, cuando se presentará la traducción del libro de Antonio Casares Observación sobre a cultura do viño na Galiza, que ya escribía sobre todo esto dos siglos atrás y nos da una amplia visión de la importancia que tuvo el mundo del vino en nuestro país desde el siglo X hasta los séculos escuros.
Un auténtico viaje identitario a través del tiempo y la historia de la Ribeira Sacra. ¿Aún hay mucho por descubrir?
Sí desde luego. La Ribeira Sacra igual que tiene paralelismos con otras zonas de Galicia donde se produce vino y se trata como un elemento cultural, social y económico fundamental, también tiene muchas diferencias. En Raizames puedes descubrir nuestra orografía, la cultura del vino – la que tuvo socialmente y la que debió tener–, hay una cantería de piedra seca diferente, oficios diferentes… Personas con sensibilidad suficiente podrán despertar sus emociones gracias a las sutilezas y los matices de las distintas disciplinas a las que está ligado.
¿Cómo son los vinos de Taboada dentro de la Denominación de Origen?
Sólo hay dos bodegas en Taboada. El vino es muy ancestral, de mucha calidad y muy ligado a la tradición, como el vino de Ribeira Sacra en general. La idea es poner Taboada en el mapa. Habiendo tradición, también hay docenas de ayuntamientos que poner como punto de encuentro de toda la Ribeira Sacra. Taboada es en esta ocasión escenario de este punto de encuentro, un escenario distinto de contar y vivir los vinos de la D.O. Ribeira Sacra, sin que sea un botellón, donde se consume y se entiende de otra forma con un valor añadido enorme.
¿Es un encuentro que se va a mantener por muchos años?
Eso precisamente es lo que queremos, que crezca, pero se mantenga así. Conseguir mantener un encuentro viable que tendrá que ir de la mano de proyectos dignos en el rural con valores inherentes como el consumo responsable, la pasión por el sector y la tradición. Es un trabajo que pensé para el pueblo, para estimular a la gente y al municipio, y tiene una filosofía que proteger detrás para que siga teniendo sentido.
