Pazo de Valdeconde

«Pazo de Valdeconde mantiene el espíritu del abuelo Odilo y su amor por el vino»

Con un pasado vitivinícola que se remonta a varias generaciones, Amadeo Salgado decidió hace tiempo que su futuro profesional estaría vinculado al mundo del vino y  así ha sido, a pesar de todos los temas administrativos que retrasaron durante años el nacimiento de Pazo de Valdeconde . Hoy, su “Setembro” cosecha importantes premios y es un claro ejemplo de esas vinos tan especiales que se logran en la Denominación de Origen Monterrei.  En esta entrevista, Amadeo Salgado recuerda los inicios de la bodega y nos cuenta los efectos del cambio climático en la zona: “A nuestros vinos les ha favorecido, les ha comida mucha acidez y han ganado en potencial y en aroma”.  

Pazo de Valdeconde se puso en marcha en 2009, pero los orígenes de la relación de su familia con el mundo del vino  se remontan a hace más de un siglo

Mi familia siempre se dedicó a la agricultura, en el caso de mi bisabuelo se trataba de una agricultura de subsistencia y sólo se vendían los excedentes. Años después, más o menos coincidiendo con la generación de mi padre, la agricultura ya se trataba como una actividad más profesional, como un medio de vida y negocio, y en lo que se refiere al vino ya producían para vender. Era vino de mesa, de poca graduación, que era lo que demandaba en ese momento el mercado, y lo vendían sobre todo en tascas de Vigo, A Coruña.

¿De qué variedades estamos hablando?

En aquel momento, mi familia, como la gran mayoría de viticultores, trabajaba con variedades que diesen cantidad. Me refiero a Alicante, Grao Negro y un poco de Mencía, en tintos, y Dona Branca, Jerez y un poquito de Godello, en blancos. Como mi padre  ya tenía una clientela fija en función de la producción anual, se acomodó a ese tipo de agricultura. De hecho, cuando empezó a funcionar el tema de la Denominación de Origen, a mi padre ya le cogió con una edad y no dio ese paso necesario para cambiar las cosas y adaptarse a los nuevos tiempos. Con el tiempo, ese mercado que él tenía se fue poco a poco perdiendo, y eso fue lo que finalmente me decidió a dar el salto y montar una bodega dentro de la D.O. Monterrei.

¿Fue difícil tomar la decisión?

Debo decir que no, yo lo tenía claro. Hacía tiempo que veía que el mercado iba por otros derroteros y, además, ya tenía metido el gusanillo en el cuerpo, el mundo del vino siempre me gustó. Así que en 2009 monté la bodega, aunque pudo ser antes pero en pleno proceso de ponerla en marcha nos cogió una concentración parcelaria y eso lo retrasó todo. Ya tenía reestructuradas las viñas para cambiar las variedades existentes por otras de más calidad y hubo que esperar, si no, Pazo Valdeconde hubiera abierto nueve años antes.

De hecho, al final la bodega vio la luz en plena crisis económica 

Exactamente. La concentración fue un proceso lento y me hizo perder bastante tiempo. Hasta 2007 o 2008 no tuve las viñas definitivas y no pude completar la reestructuración que tenía planificada.

¿Por qué variedades se decantó a la hora de hacer esa reestructuración?

En tintos me fui a la Mencía, porque era la uva que definía un poco esta denominación, y en blancos, a las variedades Godello, Treixadura  y un poco de Albariño.

¿Qué hay del abuelo Odilo en la bodega que puso en marcha?

Queda el espíritu de una persona que amaba el vino y que inició un plan de vida relacionado con la viticultura. En su última etapa se daba cuenta de que el vino tendría su apogeo, que iba a venir un momento en el que éste sería un negocio muy diferente al que él había puesto en marcha. Y así fue. Quizás en ese sentido mi padre fuera  más conservador de lo que fue mi abuelo.

¿Cuándo salieron al mercado las primeras botellas de Pazo de Valdeconde?

En el año 2009. Al abrir la bodega en plena crisis económica, el momento no era el más idóneo para buscar la distribución idónea, y fue saliendo como puede. Parte del vino lo vendía a otras bodegas, y una parte la embotellaba yo.

¿Y cómo ha evolucionado su vino desde esa primera cosecha?

El vino ha ido mejorando con los años, sobre todo porque ciertas plantaciones eran muy jóvenes y ya se sabe que la viña a mayor edad, mayor calidad. En este tiempo también reubiqué  las viñas en un suelo concebido para producir poco vino y de muy buena calidad, dejando a un lado los terrenos frondosos, que eran apropiados para otro tipo de cultivos.

Por ahora sólo tiene un vino en el mercado, pero creo que está trabajando en un proyecto nuevo, ¿nos puede hablar de esto?

Algo puedo contar, sí. Estoy intentando hacer un vino de barrica, de gran calidad, escogiendo las viñas de más edad y menor producción para elaborar un vino diferente, de gran bouquet. Ya está en barrica y tanto el enólogo como yo lo hemos probado y estamos muy satisfechos, creemos que tiene un gran potencial. En este sentido, tengo la idea de que estos vinos de barrica, por ahora el tinto, se hagan y descansen en la cueva del Pazo, con una climatología estable, tal y como se hacía antiguamente.  El proyecto es tener los vinos en barrica como mínimo un año.

¿Cuándo podremos probar ese vino?

Ahora mismo estamos pendientes del nombre y de la marca, espero que en unos meses ya estamos listos para sacarlo al mercado.

¿Cómo definiría el que ya tiene en el mercado?

Creo que lo podrían definir mejor los demás. Lo que es cierto es que Setembro ha recibido varias medallas y, aunque no soy de los que participan mucho en certámenes, este año lo envié a la cata de los Vinos de Galicia y en 2016 a la que organiza Luis Paadín, que nos dio el Gran Oro. Asimismo, este 2017 recibí el premio al Mejor Tinto de Monterrei. Son vinos frescos, muy consistentes en boca, con largo recorrido, con ese bouquet tan especial que tiene la uva Mencía. Son vinos muy ricos, a mí me gustan porque son diferentes, les hago un ‘coupage’ y, aunque mayoritariamente tienen Mencía,  también les pongo un poco de Araúxa y Sousón.

¿Cómo encontró la casa en la que se encuentra la bodega, que creo que es un pazo del siglo XIX?

Esta casa la compró mi padre hace 50 años y aquí, en las viñas que rodean la casa, ya venían los vecinos a probar los vinos que hacíamos en ese momento. Se trata de un terreno de fraga blanda y ese suelo produce un vino muy diferente, especial. Además, el cambio climático ha favorecido mucho  a los vinos de Monterrei, les ha comido mucha acidez y han ganado en potencial y en aroma.  El problema es que siga cambiando.

Exceptuando la vendimia de este año, que ha sido bastante mala para la zona, ¿qué producción tiene actualmente la bodega?

Ahora mismo estamos produciendo en torno a 70.000 botellas, y las vendemos exclusivamente en Galicia, aunque han ido pequeñas partidas para Barcelona y Bilbao, sobre todo a particulares que probaron en vino aquí estando de vacaciones y lo quieren llevar a sus casas. En 2018 voy a empezar a vender algo en Suiza y en México.

¿Ha notado un aumento del conocimiento de los vinos de Monterrei?

Sí que se ha notado, y los premios que han conseguido los vinos de esta Denominación de Origen, tanto en blancos como en tintos, son muy importantes y nos benefician a todos. Eso denota el gran potencial de esta zona.