“El cambio climático ha venido para quedarse y debemos aprender y adaptarnos”
Isaac Muga, director técnico de Bodegas Muga, forma parte de la tercera generación de la familia que fundó esta reconocida bodega ubicada en la localidad riojana de Haro. Defensor de los valores tradicionales y paladín de las nuevas tecnologías aplicadas con criterio, Isaac se mueve como pez en el agua entre barricas y viñedos, entre los que convive desde su infancia. Tras el confinamiento hablamos con él de los planes de la bodega para un futuro post-covid, de la influencia del cambio climático y del auge que ha experimentado el turismo enólogico.
La primera pregunta en estos tiempos es obligada. ¿Cómo han llevado la pandemia y cómo afectó a las ventas la COVID-19?
Francamente el inicio de la pandemia fue muy estresante, pero somos un equipo muy cohesionado y tenemos una red comercial que ha sabido adaptarse. Incluso en los momentos más duros del confinamientos hemos mantenido reuniones diarias, eso sí, en formato de videoconferencia. Hemos buscado las mejores vías de comercialización, principalmente en internet, enfocadas principalmente al cliente particular y después se han dado casos de aumento de consumo en países como Reino Unido y Canadá. En resumen, el trabajo duro termina teniendo su recompensa y durante la pandemia no hemos parado de trabajar. Me siento orgulloso de cómo todo el equipo ha afrontado la situación, claro que aún queda trabajo para volver a los niveles de 2019, pero vamos por buen camino.
En estos meses han colaborado activamente con los colectivos más desfavorecidos, ¿es una forma de devolver a la sociedad lo que La Rioja les ha dado?
Sin duda. Somos una familia muy comprometida socialmente y no dudamos en ayudar y poner todo nuestro esfuerzo para colaborar. Debemos ser agradecidos y dar el “do de pecho” cuando hace falta. Para eso creamos el “Club de los 300”, que ha sido una iniciativa magnífica.
La bodega tiene casi 90 años de historia. Hábleme de Isaac Muga y Aurora Caño, ¿quiénes eran, cuál era su vinculación con el mundo del vino?
Bueno esta pregunta es fácil, Isaac y Aurora son mis abuelos y a ellos les debemos todo lo que somos hoy. Dejaron una base fuerte en la que mis tíos y mi padre construyeron el barco con el que estamos navegando hoy toda la marinería (hijos).
¿Responde la bodega actual al sueño del sus fundadores o ha conseguido ir más allá de sus expectativas cuando la puso en marcha?
Mi padre dice muchas veces que se tiene que pellizcar porque no se cree donde hemos llegado. Para mí, es un orgullo pertenecer a esta familia y a este equipo.
Muga es una empresa familiar, ¿cómo han conseguido mantenerse fiel a ese espíritu sin dejar de crecer?
Siempre hemos ido paso a paso sin querer abarcar más de lo que podíamos, y cada vez que subíamos un escalón nuestra obsesión era afianzarlo.
¿Actualmente cuántas generaciones trabajan en la bodega?
Hoy dos: la segunda y la tercera, aunque pronto habrá una cuarta generación trabajando en la bodega. Para ello estamos revisando el protocolo para intentar asegurar el futuro.
La elaboración del vino en Muga sigue siendo totalmente artesanal. ¿Imprime eso un carácter especial a los vinos que comercializan con la marca familiar?
Bueno, es una elaboración artesanal y moderna ya que intentamos aunar lo mejor de cada cosa. Pero un Muga es un Muga porque tiene nuestra alma, es parte de nosotros. La familia está involucrada en todo el proceso de elaboración y eso siempre se nota.
En Muga la madera tiene casi tanta importancia como la uva, ¿qué le aporta el roble a sus vinos?
La madera es la escuela de un vino, es donde educamos al vino para que “sea un hombre de bien”. Sabemos mucho de madera, pero también nos falta mucho por aprender. Que aporte más que lo que aporta ya que es lo que ensambla y da complejidad al vino. La mejor barrica es la que cede, se integra y no sobresale.
Son la única bodega en España con maestro cubero y tres toneleros propios, ¿obedece esto a una apuesta por la tradición y las cosas bien hechas?
Sin duda. Somos capaces de hacer la barrica que nos interesa y de asegurar la trazabilidad de la madera. No digo que tengamos la mejor barrica, sino la barrica que nos interesa y necesitamos. Aunque entre tú y yo, tenemos barricas únicas. La parte de cubería fue una apuesta por un oficio y un arte que en los 80-90 estaba desapareciendo. Hoy está demostrado que acertamos en nuestra apuesta.
Muga comercializa 10 vinos, entre ellos varios rosados y cavas. ¿Cuál fue el primer vino que comercializaron y cuál ha sido la última incorporación en la bodega?
El primero en la bodega actual fue un “Muga Crianza 1968”, pero lo que nos dio el empujón fueron los claretes que hacía mi abuelo, que eran muy conocidos y admirados. Es por eso que yo hoy hago tantos rosados, lo tengo en la sangre, forma parte de mi ADN. De hecho, nuestra última incorporación ha sido un rosado alta gama: “Flor de Muga Rosé”, aunque pronto saldrá “Flor de Muga Blanco Reserva”, que va a ser un bombazo.
¿Cómo han ido evolucionando sus vinos en estos casi 90 años?
Creo que somos una familia que al estar en el día a día hemos conseguido mantener un contacto muy cercano con nuestros clientes. Los gustos cambian y hay que saber escuchar y evolucionar para adaptarse a esos cambios, pero estando siempre convencidos en lo que uno crea.
El clima y la orografía les otorgan a sus vinos unas características especiales. ¿Temen que el cambio climático pueda variar esas características?
El cambio climático ha venido para quedarse y tendremos que aprender y adaptarnos que no es nada que nuestros antepasados no hayan hecho antes. No obstante, también me gustaría destacar a este respecto que Muga siempre apostó por zonas altas y eso es algo que hoy nos beneficia.
¿Cuál es el perfil de cliente de los vinos Muga?
Lo bueno de Muga es que llegamos a clientes de diferentes perfiles. Tenemos el cliente clásico al que le encanta el Crianza y el Prado y el moderno, al que le gusta beber el Selección y el el Torre. Por su parte, el consumidor más desenfadado se inclina por el Crianza Blanco y el Rosado, mientras que el cliente fiestero es un incondicional de Las Burbujas. Después hay un perfil al que yo llamo el Mugalover, que le gusta todo. Un gran énologo de la Borgoña me enseñó que hay un vino para cada momento y es una máxima que sigo a rajatabla.
En el vino también existen las modas. ¿De qué forma se han adaptado a las nuevas demandas de los consumidores?
Creo que lo he respondido un poco en la pregunta anterior. Pienso que hay escuchar a los clientes y tener la capacidad de evolucionar con ellos. Hay modas y modas, algunas muy fugaces y otras que son las que estudiamos e intentamos comprender. Las modas de calidad tardan en implantarse y en desaparecer.
La falta de relevo generacional en el consumo del vino es algo que preocupa a muchos bodegueros. ¿Qué creen que se puede hacer para revertir esta tendencia?
Se están haciendo grandes cosas en este sentido. Es cierto que la cerveza nos ganó la partida, pero, ojo, la segunda partida la estamos ganando nosotros a través del enoturismo, que nos acerca a un público más joven. La media de edad de nuestras visitantes es cada día más baja y es algo que me ilusiona porque veo que hay futuro. La comunicación de las virtudes del vino y el enoturismo son los mejores aliados para garantizarnos un relevo generacional de clientes.
Cuando hayamos superado esta pandemia, ¿cuáles son los planes de la bodega?
En Muga queremos recuperar lo que se ha perdido y seguir mejorando, pero no tenemos planes de crecimiento. Nuestro futuro es crecer en calidad. Quizás surjan oportunidades en otros sitios, pero a día de hoy creo que Muga se quedará como está.
¿Cómo están manejando en estos momentos tan extraños el tema del enoturismo?
Lógicamente la actividad se ha visto afectada, pero estamos alucinados con la afluencia que estamos teniendo estos días. Incluso creamos una terraza en Muga para poder disfrutar de una buena botella de vino y de algo para picar. Estos días tenemos la agenda llena por lo que estamos muy satisfechos porque vemos que los clientes aprecian la iniciativa que hemos tomado.
¿Qué se pueden encontrar los visitantes del Espacio Torre Muga, qué experiencias les ofrecen?
Creo que somos una de las bodegas con mayor oferta ya que ofrecemos un sinfín de actividades para que todos los visitantes queden satisfechos: Viaje en Globo, Segway por las viñas, Almuerzos en los viñedos, Cursos de cata nivel 1 y 2, Winebar, servicio de comidas en nuestro restaurante, salas de conferencias… Y siempre estamos buscando nuevas iniciativas y eso es algo que nuestros clientes aprecian y por eso repiten.
¿Dónde se venden los vinos Muga?
Ahora mismo vendemos en más de 100 mercados alrededor del mundo.