Entrevista con Jorge Coira, director de la serie “Hierro”

“Galicia y El Hierro tienen una sensibilidad común, para bien y para mal”

A Jorge Coira los gallegos le debemos, entre otras cosas, el haber podido disfrutar de una serie como “Padre Casares”, una maravilla emitida en la TVG que, como él mismo reconoce, “fue un paso adelante en las series que se estaban haciendo en ese momento en Galicia en términos de narración cinematográfica”. Fue ahí donde coincidió con Morris, uno de sus actores preferidos, con el que ha vuelto a trabajar en la segunda temporada de “Hierro”, la serie de moda en España. Un thriller isleño con dos inmensos actores protagonistas, Candela Peña y Darío Grandinetti, y un reparto repleto de secundarios, si se les puede llamar así, de auténtico lujo.  Saboreando el éxito de la segunda y, al parecer, última temporada del drama ambientado en la Isla de Hierro, Coira se encuentra estos días en el País Vasco inmerso en el rodaje de “Proyecto Emperador”, una película que le vuelve a emparejar con Luis Tosar, el primer protagonista de sus cortos cuando ambos todavía eran adolescentes.

En los años 80, siendo un adolescente, ya rodaba cortometrajes en el instituto. ¿Cómo nació su interés por esta profesión, fue algo heredado?

Bueno, mi padre era médico y mi madre farmacéutica. No tenían nada que ver con este mundo. Aunque sí que es verdad que a mi padre le gustaba el cine y tenía una cámara de Super 8, que a mí era algo que de niño me parecía fascinante. Con ella hacía películas familiares muy curradas. Recuerdo estar con él haciendo los títulos de crédito. Y después también me influyó el hecho de que uno de mis hermanos mayores, Pepe, empezó relativamente pronto a regalarme libros de cine. Por ejemplo, recuerdo cuando me regaló “El cine según Hitchcok”, que me fascinó. Así que desde niño disfrutaba mucho de todo este mundo y ya en ese momento, cuando me preguntaban, decía que de mayor quería ser director de cine. En el colegio escribía una revista sobre cine y también hice un estudio muy largo sobre Spielberg.  Fue a finales de los 80 cuando mi hermano Pepe se compró una cámara VHS y empecé a cogerla prestada para rodar cortos.

En el instituto coincidió con Luis Tosar, protagonista de alguno de esos cortos. ¿Ya veía en él al actorazo que después disfrutamos todos, apuntaba maneras?

La verdad es que sí. Evidentemente, es mejor actor ahora pero honestamente te digo que en aquellos cortos ya se veía el tremendo actor que era. Y es curioso porque que se le diera tan bien era algo que en ese momento asumías de forma natural. Pero bueno, Luis se lo curró durante muchos años. Además de su talento, detrás de su carrera hay mucho trabajo y tesón para poder llegar a donde está hoy. Es un tipo currante y con un enorme talento, que ya tenía en ese momento.

¿Ese amor por el cine le llevó a estudiar Imagen y Sonido?

No. Es cierto que estoy muy próximo a esas primeras generaciones que estudiaron en la Escuela de A Coruña, pero la proximidad viene por la amistad, no porque yo estudiara allí. Y es que justo coincidió que la Escuela, que fue muy importante para el desarrollo del Audiovisual en Galicia, abrió al año siguiente de que yo acabase el instituto. Con lo cual, para cuando abrió, yo ya estaba en Santiago, muy conectado a todo el mundo del teatro. En ese momento, preferí seguir estudiando Filología en lugar de marcharme a A Coruña.

Además de director, eres guionista y montador de cine, una profesión esta última por la que incluso recibiste un Goya por “El Desconocido”. ¿Con cuál de estos trabajos te sientes más realizado?

Sin duda, el de director. Tanto lo de hacer guiones como trabajar en el montaje de una película es como una parte anexa. Yo empecé a montar como parte de la dirección, pero un par de amigos, uno de ellos Dani de la Torre, me propusieron montar sus trabajos y por eso lo hice. La verdad es que Dani es tan amigo que yo estaría encantado de montar siempre que pudiera sus películas. De hecho, hemos colaborado en casi todo lo que hizo, salvo su último trabajo. Ahí no pudimos porque yo ya estaba con “Hierro”. Me dio mucha pena porque es un auténtico gustazo trabajar con él.

En estos años ha hecho un poco de todo: televisión, cine, un documental e incluso algún videoclip. ¿El Jorge Coira de “Hierro” es el fruto de todos esos trabajos previos?

Yo diría que sí. Por un lado, prefiero pensar que mis obras tienen un estilo, más que intentar tener yo un estilo definido. Me gusta mucho cambiar: adoro el ‘thriller’ pero también me encanta la comedia; me interesa fundamentalmente la ficción pero también me divierte mucho hacer algo documental o algo más experimental como un videoclip. Creo que todo eso, aunque me centre más en la ficción, me nutre y me interesa. Me gusta mucho cambiar de tercio y ojalá durante el resto de mi vida pueda seguir mezclando largometrajes con series y documentales porque me parece muy divertido, muy enriquecedor. He ido aprendiendo que esto es un trabajo de largo recorrido y, de unos años a esta parte, tengo la sensación de que he alcanzado cierta madurez como narrador, aunque luego me equivoco y sin duda me equivocaré mil veces más. Pero volviendo a lo que me preguntas, creo que “Hierro” llegó en el momento adecuado, en el momento en el que era capaz de gestionar razonablemente bien esta serie tan complicada.

Hace unos años trabajó en la TVG y dirigió una serie que marcó un antes y un después en Galicia, “Padre Casares”. ¿Se esperaban el éxito que tuvo?

Tanto como el que tuvo, no. Pero sí que es cierto que, desde el primer momento, tuvimos la sensación de que estábamos haciendo algo especial. Era una comedia muy coral, en la que habíamos generado un reparto muy rico, muy interesante. Cuando quedamos para hacer la lectura del primer episodio, la sensación que creo que tuvimos todos fue que teníamos algo muy bueno entre manos, muy divertido. “Padre Casares” fue un paso adelante en las series que se estaban haciendo en Galicia en términos de narración cinematográfica. Iba un poco más allá de la serie televisiva convencional. Y el día que estrenamos, nos llevamos todos una alegría viendo la gran acogida que tuvo.

Hablamos antes del Goya que recibió por el montaje de “El desconocido”, de Dani de la Torre, también lucense y también trabajador de la TVG. ¿Tienen muchas cosas en común, ven el cine de la misma forma?

Hay mucha cercanía pero, después, también hay muchas cosas diferentes. Es cierto que entendemos el cine de una forma muy parecida, como muy lúdica, desde la creencia de que se puede intentar hacer películas que cuenten cosas muy interesantes sin perder esa cosa esencial del puro disfrute. Pero a Dani le va más la acción, aunque sobre todo creo que es un gran director de actores. Nos conocemos desde hace muchos años, desde cuando Luis (Tosar) y yo estábamos de jurado en un festival de cortos y le dimos el premio a un corto rodado en vídeo con poco dinero, pero que era un trabajo muy bien hecho, con mucho gusto. El corto era de Dani.

¿Qué tipo de director es Jorge Coira, un tirano como era Hitchcok o todo lo contrario?

Prefiero pensar que no tengo nada que ver con Hitchcok como director. Era un gran narrador pero no nos parecemos, ni humanamente ni en la forma de enfrentarnos al cine.  De hecho, una cosa muy llamativa de él era lo extremadamente meticuloso que era en la preparación. Llegaba al rodaje para ejecutar lo que llevaba pensado y a mí me gusta mucho más poder estar creando en el momento. Que podamos jugar, que podamos probar más cosas, que los actores sean más libres.

Entiendo que esa forma de dirigir es más fácil cuando uno cuenta con una actriz como Candela Peña y un actor como Darío Gradinetti

En realidad, a mí lo de la dirección de actores es una expresión que, aunque yo mismo la utilizo a veces, no me parece muy afortunada porque no necesitan exactamente ser dirigidos. Obviamente, la película necesita de alguien que esté llevando el rumbo, pero los actores actúan. Si consigues no interferir, explicando razonablemente bien hacia dónde van las cosas, es una gozada. Y, efectivamente, en “Hierro” están estos dos actores, y también todos los demás que están con ellos. Hablamos de una serie muy coral y estoy feliz con el reparto. Disfruté muchísimo con el trabajo actoral.

En esta serie coincide de nuevo con Morris

A mí Morris me entusiasma, le tengo un cariño enorme. Ya había trabajado con él más veces. Por ejemplo, en “Padre Casares”. Era uno de los protagonistas.  La verdad es que sería un hombre feliz si pudiera contar con Morris en todas mis películas.

En “Hierro” trabaja con su hermano Pepe y su pareja. ¿Cómo consiguieron tres gallegos reflejar tan bien la isla de Hierro y a su gente?

Pienso que tiene que ver con un par de cosas. Por un lado, hay algo que tiene que ver con una cierta sensibilidad periférica compartida. Cuando la gente de Hierro te contaba alguna de sus preocupaciones, inmediatamente pensabas que en Galicia pasaba lo mismo. Por ejemplo, aquí los primeros años que se empezó a hacer cine, los actores canarios jamás accedían a papeles importantes, siempre eran secundarios. Un poco lo que pasó en Galicia. Somos dos Finisterres, dos fines del mundo, alejados de los centros de decisión de poder, generando incluso una cierta picaresca. Hay una cierta sensibilidad común, para bien y para mal. Con todas las distancias culturales, somos bastante parecidos. Por otro lado, Ara (Araceli Gonda) y yo, cuando estábamos preparando la serie, nos fuimos al Hierro, alquilamos una casa allí y conocimos a mucha gente, estuvimos hablando con el juez, con la Guardia civil, con submarinistas… Hablamos con muchas personas y nos reuníamos todos los días por Skype con Pepe, que por cuestiones familiares tenía que estar en Galicia. De esa manera se gestó “Hierro”. Y, por lo que dice la gente de aquí, los refleja muy bien.

Si le hubieran dicho al chaval de Rábade que iba a llegar a donde está hoy o incluso a presentar una peli en el MoMa de Nueva York, ¿se lo hubiera creído?

Es tan imprevisible la vida… Hay algo muy bonito en la infancia, que es que todo se asume como algo natural. Así que pienso que, si me lo dicen, me lo habría creído y no me hubiera impresionado demasiado. No por una cuestión de chulería, sino por esa naturalidad.  Como lo que hablamos antes de Luis (Tosar). A mí no me parecía raro que fuese tan bueno. Estábamos juntos en el grupo de teatro y yo prefería no actuar porque no se me daba bien y a él sí. Y me parecía normal.  Aunque seguro que habría cosas que me sorprenderían, porque poder estrenar un documental en el MoMa fue una pasada, fue una semana muy divertida y muy gozosa.

Ahora sí que parece que los gallegos mandan más en la cuestión cinematográfica, es más habitual escuchar el acento gallego en series y películas.

Sí. Menos mal, porque la imagen que había de Galicia en el cine en los años 50 y 60 era muy triste y, a veces, muy despectiva. Ahora está más normalizado. Pero no sólo con Galicia, sino con toda la diversidad cultural que hay en España. Sigue habiendo mucha gente a la que le sigue molestando que se muestre, pero hay mucha otra que disfruta con lo diferente que es todo. La diferencia entre Madrid, Galicia, Cataluña, Euskadi o Canarias es tan rica que me parece algo maravilloso, me fascina. Y eso se empieza a reflejar en el cine y en la televisión. Cuando empezamos a hacer “Hierro”, no teníamos muy claro que pudiéramos hacerla con actores y actrices hablando con acento canario, como queríamos. Pero cuando finalmente entró Movistar y lo comentamos, su respuesta fue que por supuesto. El mundo está cambiando. Hace unos años seguro que esto no se hubiera podido hacer.

Estos días se encuentra en el País Vasco preparando una película con la productora Vaca Films y el actor Luis Tosar. ¿Qué nos puede contar de “Proyecto Emperador”?

Es una película que me apetece mucho por varios motivos. Entre ellos, el poder volver a trabajar con Luis, con el que hacía como 10 años que no coincidía rodando. Lo intentamos un par de veces, pero no lo conseguimos porque Luis tiene un calendario muy petado. Pero ahora sí, por fin encontramos el vehículo para reencontrarnos, que es “Proyecto Emperador”. Además, también me apetecía mucho trabajar con Vaca, con los que había colaborado como montador en proyectos como “La Unidad”, que me gusta mucho. Ésta es una película que indaga en el mundo de los servicios de inteligencia y las zonas oscuras a nivel moral en las que se tienen que mover. Hay zonas muy nobles, como la lucha contra el crimen organizado, y zonas no tan nobles, pero muy interesantes en cuanto a conflictos humanos.

Si pudiera elegir una película que le hubiera encantado haber rodado, ¿cuál sería?

Escoger sólo una película es imposible. Pero si tengo que hacerlo, hoy y en este momento, me quedaría con “Magnolia”, de Paul Thomas Anderson. Me fascina, aunque dentro de cinco minutos seguro que te diría otra porque hay tantas…

Para terminar, en Cepas y Vinos nos gustaría saber si conoce los vinos gallegos y si tiene alguna predilección por alguno en concreto.

Me gusta mucho el vino. Suelo tomarlo en la cena, no todos los días, pero casi todos. Soy más de tintos y, aunque sé que históricamente los vinos gallegos blancos son los más conocidos y cuentan con grandes entusiastas, a mí nunca me encantaron, no me tiraban mucho. En Galicia tenemos unos tintos maravillosos y estoy pensando en algún Mencía que me parece una delicia. Y, además de Galicia, creo que ahora hay buenos vinos en todas partes. Madrid, por ejemplo, tiene algunos buenísimos. Da gusto esta variedad.

¿Cuál sería una cena ideal para Jorge Coira?

Un buen chuletón y una copa de vino me parecen el paraíso. Aunque soy consciente de que es un menú que no se puede tomar todos los días (risas).