Entrevista con Natalia Rodríguez, gerente y socia fundadora de Bodegas Corisca

“El cultivo en enológico es complicado y hay gente que prefiere no asumir ese riesgo”

 

El albariño ecológico que Natalia Rodríguez imaginó mientras trabajaba como abogada es una realidad que cuenta con numerosos fieles en países como Estados Unidos, Dinamarca, Canadá o Australia. Su “Corisca”, ese vino “franco y elegante” que despunta en la Denominación de Origen Rías Baixas, es fruto de una apuesta arriesgada por lo natural, por lo ecológico y por la sostenibilidad. La decisión que Natalia Rodríguez tomó hace ya 12 años ha resultado un acierto y su audacia se ha visto recompensada con un proyecto aplaudido por todos.

 

¿Le costó mucho tomar la decisión de abandonar la Abogacía por el viñedo?

Bueno, la verdad es que no porque creo que era algo que tenía instalado en la recámara del cerebro desde hacía tiempo. Y se despertó el día que verbalicé que lo que más me gustaba era trabajar en el campo. Sinceramente, teniendo el viñedo familiar y sabiendo que no había relevo generacional, no me lo pensé dos veces, me lancé.

¿Su familia y amigos cómo se lo tomaron?

Tanto mis amigos como mi familia me apoyaron porque la decisión que uno tome de su propia vida es muy respetable. Eso sí, me aconsejaron, como es lógico, que lo hiciera con cabeza. Y creo que así lo hice, no fue un cambio radical de un día para otro porque, además, estaban mis hijos y una hipoteca, pero poco a poco, de forma paulatina fui cambiando una profesión por otra, aunque los primeros años compatibilicé ambas actividades y fue un poco estresante. Cuando el tema del vino estuvo más rodado, dejé el mundo de la Abogacía.

¿Más de una década después de esa decisión, cuál es el balance?

Creo que trabajo mucho más, aunque es otro tipo de trabajo y otro tipo de estrés. La verdad es que estoy mucho más contenta porque te rompes la cabeza, sí, pero de otra manera. Y cuando haces algo que te gusta mucho, no ves pasar el tiempo, las horas se pasan volando y al final aunque trabajas más, como te decía al principio, es algo que te llena. Me parece muy satisfactorio trabajar con tus manos y con algo que realmente veas crecer.

¿Por qué el cultivo ecológico, que entiendo que es una dificultad añadida a la de elaborar vino que ya en sí es una profesión de riesgo?

Cuando empecé hace doce años, a pesar de que todo el mundo me decía que en Galicia no se podía cultivar en ecológico, lo tenía claro. En cualquier profesión debes hacer las cosas como crees que se deben hacer y en mi caso yo creía en una forma de cultivar la tierra más respetuosa, sin utilizar productos tóxicos. A fin de cuentas, es algo que te vas a beber, que vas a meter en tu cuerpo y me parecía lógico que todo lo que fuera a hacer debía ser elaborado de la forma más natural posible. Ese proceso lo tenía muy claro desde el principio y ahí sí fue cuando lo gente pensó que estaba loca. Era un poco arriesgado porque en Galicia no había demasiadas referencias, pero es algo tan lógico para mí que nunca pensé en hacerlo de otra forma.

¿Qué implica tener una bodega ecológica?

Tener una bodega ecológica o elaborar un producto ecológico está regulado por una normativa europea que te dice qué cosas no puedes utilizar en tu producción como los herbicidas, insecticidas o pesticidas, aunque puedes utilizar el cobre y el azufre, productos de contacto naturales. Es una manera de trabajar mucho menos agresiva con el producto. En bodega, otro tanto de lo mismo. Me pregunto si tiene sentido utilizar productos para camuflar lo que has trabajado de manera natural en la tierra. Un poco la filosofía pasa por potenciar o desarrollar que tu producto sea lo más natural posible. En ecológico hay dos certificaciones, una que garantiza que estas cultivando de manera ecológica y otra, en bodega, que te certifica como transformadora de un producto ecológico. Por eso el vino es diferente cada año, no usamos levaduras artificiales, y dependerá de cómo entre la uva en la bodega, habrá veces que entre con más azúcar y otras con menos.

¿Cambia tanto de un año para otro?

Cambia, pero mantiene una línea. Ten en cuenta que es la misma uva de Albariño cultivada en una misma zona y tu ‘terroir’ siempre es tu ‘terroir’.

Ser la primera en producir vino ecológico en la D.O. Rías Baixas es un hito, ¿le ha seguido algún otro bodeguero?

Sí, creo que ahora somos dos. Somos pocos, es muy complicado el cultivo en ecológico y hay gente que prefiere no arriesgar tanto porque en ocasiones vas a perder mucha producción. Mi padre en convencional a lo mejor cogía 9.000 kilos por hectárea y yo en ecológico produzco unos 4.000 kilos por hectárea, más o menos. Es decir, que menguamos la producción casi a la mitad y  en este mundo sigue primando lo de “más cantidad que mejor calidad”.

¿Y para la comercialización le afecta?

Tengo una producción repartida en cuatro hectáreas y si viene algún año malo, la diferencia puede fluctuar entre 3.000 o 4.000 litros menos. Así que siempre tengo garantizada una producción.

Hábleme de Corisca, qué tipo de vino es

Es un vino bastante franco, que sabe a lo que tiene que saber, a vino. Es bastante elegante porque no es excesivamente ácido y tiene ese sabor afrutado y luego tiene bastante cuerpo. En boca es muy interesante y en nariz es muy aromático, como buen albariño. Y como mi viñedo está bastante aislado y rodeado de bosque, me huele muchísimo a hierba. Ahora también tenemos otro vino, Corisca Finca Muiño, que lo hemos hecho con unas lías durante 12 meses y para mí está espectacular después de dos años.

¿Dónde vende su producción?

En estos momentos el producto ha gustado mucho en el exterior y un 60% de la producción ya se vende fuera. Hay puntos de venta en Galicia y en otros lugares de España, pero una parte importante se vende en Estados Unidos, Canadá, Australia, Dinamarca, Alemania, Inglaterra… Aunque desde que yo empecé debo reconocer que el mercado nacional ha cambiado bastante, los gustos del consumidor han evolucionado y cada vez valoran más los productos ecológicos.

¿Algún proyecto nuevo del que nos pueda hablar?

Estamos trabajando en un nuevo producto porque hemos recuperado unas variedades de Treixadura y Loureiro y haremos un Condado, pero todavía está el viñedo en reconversión, así que habrá que esperar aún algún tiempo, un año más o menos.