Entrevista con Ángeles Jorreto, pintora

“En mis obras siempre me ha gustado intercalar materias, buscar lo diferente”

Fuerza y delicadeza conviven en perfecta armonía en las obras de la pintora ourensana afincada en Vigo Ángeles Jorreto. Sus ensoñaciones sobre acrílico, ya sean en forma de rostro de mujer, de marinas o de paisajes urbanos, han protagonizado numerosas exposiciones desde que en 1990 mostrara por vez primera su obra al público, fue en la antigua Caja de Ahorros de O Barco de Valdeorras. Ha pasado el tiempo pero las ganas de aprender de esta artista siguen intactas. Buena prueba de ella es su más reciente trabajo, una serie de obras realizadas sobre filtros de vino que se puede contemplar en la bodega Cuñas Davia, en Ribadavia.

De formación autodidacta y con una curiosidad innata por todo lo que le rodea, Ángeles Jorreto sigue trabajando en aquello que le hace más feliz: pintar la realidad que sale de su caleidoscopio personal. 

¿Cómo empezó a interesarse por la pintura, era una niña a la que le gustaba dibujar?

Siempre me recuerdo dibujando, desde que era chiquitita, algo en lo que seguramente influyó mi entorno familiar: mi abuelo, que era pintor y escultor y un referente para todos, mi padre, mis hermanos… Fue algo que mamé de muy pequeña, aunque nunca estudié arte, me formé por mi cuenta.

Creo que también hizo sus pinitos en el mundo de la Fotografía

Sí, de alguna forma todo iba incluido en el mismo paquete de actividades artísticas. Ayudaba a mi padre a revelar y fue como una escuela para mí. Y aunque nunca me dediqué de forma profesional, sí que tengo esa inquietud de fotografiar las cosas que veo, que me gustan.

¿Cuándo decidió que quería dedicarse profesionalmente al arte?

No hubo una decisión consciente o de un momento en concreto, era mi afición y siempre estaba dibujando, pero en casa tanto a mi hermano mayor como a mí nos tiraban un poco para atrás porque consideraban que ser artista o vivir de la pintura no era posible. Teníamos el ejemplo de mi abuelo, de las dificultades que había pasado porque, aunque era muy buen pintor, tuvo muchos problemas. Así que siempre nos decían que lo importante era que estudiáramos una carrera. Pero una vez que tienes ese gusanillo dentro, al final siempre sale, con 16 o con 30 años. Y así fue conmigo, pasados unos años, empecé a hacer exposiciones, monté un estudio y conseguí dedicarme profesionalmente a la pintura.

Creo que para su formación artística viajó por varias ciudades europeas

Sí, eso fue parte de mi formación no académica. Visité muchos museos, vi mucha pintura y ese mundo que descubrí me entró por los ojos y me permitió trasladarlo posteriormente a mi pintura. De hecho tengo muchos cuadros, que yo llamo deconstrucciones, que tienen una clara influencia de Florencia, de otras ciudades italianas. Siempre te queda algo y cuando menos te lo esperas, ese algo vuelve a ti.

¿Con qué técnica empezó a trabajar?

Empecé dibujando, después me pasé a la acuarela, de ahí al óleo y finalmente al acrílico, que es con lo que sigo trabajando. Por otra parte, siempre me gustó intercalar materias, buscar lo diferente. Mi hermano mayor pintaba óleo figurativo, que era magnífico, pero a mí no me gustaba ese tipo de pintura, yo buscaba la deformidad, la insinuación… Me gustaba transformar lo que veía de una manera abstracta, digamos que lo mío es, de alguna forma, una especie de figurativo abstracto, aunque parezca un contrasentido.

¿Recuerda cuál fue la primera obra que vendió y a quién?

Sí, fueron unas acuarelas que me encargaron, eran unas puestas de sol y las vendí todas. Y cuando ya empecé a vender mucho, me convencieron para que expusiera y la primera exposición importante creo que fue en el año 1990 en la Caja de Ahorros, en el Barco de Valdeorras.

Las mujeres y el mar siempre han sido temas recurrentes en sus obras

Sí, es cierto, creo que a través de las mujeres, sobre todo de sus rostros, consigo expresar mucho de lo que quiero decir. Soy muy gestual a la hora de pintar y con los rostros me encuentro muy a gusto, además, me los demandan mucho. Y el mar me encanta, lo he pintado tenebroso, dulce, tranquilo… Otro tema que utilizo bastante es el paisaje urbano porque pienso que se presta mucho a decir cosas. 

¿Hay alguna ciudad que haya pintado más que otras?

No me baso en ninguna ciudad en concreto, pinto de imaginación. Me gusta la ensoñación y precisamente por eso siempre busqué alejarme de la realidad.

¿Cuándo empezó a pintar tenía algún referente?

Aunque no tienen que ver con lo que yo pinto, siempre me encantó Mondrian, también Paul Klee y Gauguin, por su color, sobre todo en su primera etapa. Cuando era pequeña tenía como referente a Sorolla, su nieto era arquitecto y trabajaba con mi padre, que era aparejador, así que recuerdo muchos libros en casa y aunque hoy no es de los que más me entusiasma, sí que reconozco que está ahí, que es impresionante. Posteriormente, ya me fui a otro tipo de pintor como Francis Bacon, aunque también admiro a infinidad de compañeros que pintan maravillosamente.

¿Hay alguna obra en concreto de la que se sienta más orgullosa?

La primera obra de la que me sentí completamente satisfecha porque supuso un salto cualitativo en mi trabajo fueron unas flores que pinté como si estuvieran muy cerca, muy macro, creo que eran prímulas. Las hice muy impresionistas y cuando acabé me sentí muy orgullosa, me encantaron. Tanto me gustaron que después hice una serie bastante grande de ellas, con ese mismo estilo e incluso llegue a hacer una exposición.

En sus obras utiliza diferentes materiales, incluso hay alguno relacionado con el vino

Sí, es una historia muy curiosa, Alberto, que es pariente mío, tiene en Ribadavia la bodega Cuñas Davia y desde que empezó a tomar las riendas de esta bodega he ido muchas veces por allí. Así, poquito a poco, empezó mi contacto con el mundo del vino. Como anécdota te puedo contar que en una ocasión, y sin yo tener mucha idea del tema, gané una viaje a un Balneario porque quedé primera en una cata a ciegas, estaba súper orgullosa (risas). Bueno, pues en Cuñas Davia tengo una exposición de pinturas cuyo soporte son filtros de vino, está en el Lagar, que Alberto habilitó como sala de exposiciones. Los filtros tienen los residuos de vino con los que yo trabajo, algunas obras están en vitrina y otras son un collage que he hecho con este material. La verdad es que ha quedado muy bien.

Da la sensación, por lo que me dice, que siempre está aprendiendo, que le gusta probar cosas nuevas 

Soy una persona muy inquieta en ese sentido, me gusta introducir cosas nuevas en mis obras, tejidos, materiales diferentes. También hago esculturas en madera, aunque no me atrevería  a decir que soy escultura, pero hago mis pinitos.