Hoy por hoy y siempre, la DOP Jumilla es una de las mas importantes zonas de cultivo y elaboración de grandes vinos de España.
La Denominación de Origen Protegida Jumilla, es una zona histórica, cruce de caminos de las distintas civilizaciones, su tradición vitivinícola se remonta a los restos de Vitis Vinífera – junto a utensilios y restos arqueológicos- hallados en Jumilla originarios del año 3.000 a.n.e., siendo los más antiguos de Europa. Su Consejo Regulador se funda en el año 1966.
Localización
Situada en el Sureste Español, entre Alicante, Albacete y Murcia, la zona de producción la delimitan, por un lado, el extremo sureste de la provincia de Albacete, que incluye los municipios de Montealegre del Castillo, Fuente Álamo, Ontur, Hellín, Albatana y Tobarra; por el otro, el norte de la provincia de Murcia, con el municipio de Jumilla.
Este altiplano se caracteriza por valles de gran extensión surcados por sierras de hasta 1.380 m. Un total de 22.700 hectáreas de viñedo, en su mayoría de secano, cultivado en vaso, y ubicado sobre suelos predominantemente calizos, en altitudes que varían entre los 400 y 900 metros. La DOP Jumilla presenta unas características de clima, suelos y variedades que la diferencian de otras denominaciones de origen limítrofes o cercanas.
La particular orografía de la DOP Jumilla se ve reflejada en el carácter de sus vinos. Encontramos una gran cantidad de sistemas montañosos como el Parque Natural de la Sierra del Carche, en la parte murciana, y otros muchos montes y montañas, de diversas procedencias, entre los que destaca el Pitón Volcánico de Cancarix, en la parte albaceteña. Estas barreras montañosas fueron clave en la prevención de la propagación de la filoxera. Esta plaga que ataca a la raíz de las vides acabó con todo el viñedo de Europa en el siglo XVIII, sin embargo, en la DOP Jumilla no consiguió propagarse, y aún permanecen más de mil hectáreas de viñedos viejos prefiloxéricos, también llamados de pie franco, que dan lugar a las elaboraciones más prestigiosas. Estas viñas son un patrimonio único de la comarca.
Territorio
La singularidad de esta denominación de origen y el carácter de sus vinos viene definida por el territorio, resultado de una combinación de suelos, clima, y la variedad reina de esta zona, la Monastrell.
El clima de esta zona es continental con influencia del Mediterráneo. Determinado por su altura, este altiplano recibe escasas precipitaciones que apenas alcanzan los 300 mm al año y las más de 3.000 horas de sol, que propician la escasa incidencia de plagas y enfermedades, y permite un alto porcentaje de cultivo ecológico, que propicia rendimientos bajísimos entorno a los 3.000kg/ha. En la actualidad, el cultivo ecológico supone prácticamente el 100% del viñedo plantado en la DOP Jumilla.
La temperatura media anual es de 16º, con inviernos fríos que alcanzan temperaturas bajo cero y veranos calurosos donde se superan los 40º, con importante oscilación térmica entre el día y la noche de más de 15o lo que favorece la frescura natural.
Los suelos de la denominación son calizos, con abundante carbonato cálcico y pedregosos, en general poseen una gran capacidad hídrica y mediana permeabilidad, y retienen muy bien el agua, lo que permite a las viñas sobrevivir en condiciones de sequía prolongada.
Si hay algo que caracteriza notablemente a la DOP Jumilla es la variedad de uva reina de la denominación, la uva Monastrell. Variedad milenaria de la zona, de clorotipo A, sus padres se pierden en la noche de los tiempos, con numerosos clones y más de 120 sinonimias que acreditan su longeva existencia en la comarca en la que ha perdurado con el paso de los años y la que mejor se ha adaptado, en definitiva, esta variedad, consigue traducir todo un paisaje en una copa de vino, es el fiel reflejo de los suelos, el clima, la orografía y la tradición.
Dentro de la DOP Jumilla encontramos otras variedades de uva tinta que se han adaptado perfectamente a nuestro territorio y que en combinación con la Monastrell o en solitario, dan vinos de magnífica calidad, estas variedades son: Garnacha, Garnacha Tintorera, Tempranillo, Syrah, Cabernet Sauvignon, Petit Verdot y Merlot.
Vinos
La mayoría de los vinos que encontramos en la denominación de origen son vinos tintos (90%), tanto jóvenes como con paso por barrica, en su mayoría elaborados a partir de Monastrell, una variedad con gran presencia de fruta.
En los jóvenes, encontramos fruta roja y negra como tónica general, además de toques balsámicos muy característicos también de la variedad y que nos recuerdan al paisaje mediterráneo de la DOP Jumilla de monte bajo, esparto, jara negra, dátil, aceituna negra, pinar, etc.
Los vinos con crianza son muy valorados puesto que la Monastrell tiene un gran potencial de guarda y podemos encontrar grandes vinos que, con el paso de los años, son verdaderas joyas. Se conservan prácticamente sin evolución en el color, con aromas a fruta en compota, como una mermelada en la que solo se han usado frutas de la mejor calidad, también podemos encontrar recuerdos a pasas e higos secos. En boca son vinos que alcanzan la plenitud, son redondos, sin ninguna arista que sobresalga lo que unido al resto de sensaciones hacen que cada sorbo sea una experiencia única.
En cuanto a los vinos blancos DOP Jumilla, podemos encontrar notas características que los diferencian de otros blancos, ya que poseen un marcado carácter mediterráneo, es decir con una acidez moderada y a la vez cargados de fruta, por lo general muy golosos. Para su elaboración se cuenta con variedades como: Airén, Moscatel de grado menudo, Macabeo, Verdejo, Sauvignon Blanc o Chardonnay.
Las elaboraciones de vinos rosados están en auge en la comarca, con grandes opciones que están compitiendo a nivel mundial con los más consagrados. El vino Rosado 100% Monastrell es brillante, crujiente, muy fresco y goloso.
Por último, cabe destacar la joya enológica de la DOP jumilla: los vinos tintos dulces 100% Monastrell. Estos vinos solamente se elaboran cuando la añada lo permite, es decir, cuando las condiciones y calidad de la uva son las adecuadas. Son vinos llenos de fruta, donde la Monastrell se eleva a su máxima expresión, además con la frescura suficiente que los hace perfectos para acompañar algunos entrantes o quesos.