¡¡Viva la tinta femia libre!!

«Tinta Femia, parroquia de Cela, ensenada de Bueu, norte, salitre, atardecer en el Ons… La máxima expresión de un territorio, de un hogar (lieu dit en francés terroir) se alcanza cuando una casta noble como la caiño tinto (caiño redondo) del mismo tronco varietal ancestral que la aristocrática albariño, se adapta de tal manera que, manteniendo su linaje varietal (ADN) original, se transforma en un cultivo más intransferible a otros territorios, único y específico de ese terroir. Esto es lo que le ocurrió a Tinta Femia en su terruño: el anfiteatro en el que se ubica la parroquia de Cela abrazando la ensenada de Bueu, la orientación hacia el norte, la caricia del atardecer que recorre el Ons, el granito…

La península del Morrazo cuenta con numerosos pequeños enclaves con una identidad única, pero sobre todos ellos la tinta femia en Cela es el «primus interpares» el verdadero estandarte de la viticultura del Morrazo. Morrazo somos todos, sin marcas propias de nadie. Sobrevolando cualquier organigrama, jurisdicción, delimitación política o escaparate circunstancial que se implemente. Por eso estamos tranquilos mientras haya viticultores mareiros que conserven las vides que amamos, nadie podrá ocultar esta realidad».

¡¡Viva la tinta femia libre!!

Folleto reivindicando de un terroir para su día de fiesta. Terroir conocido por la variedad que forma su ecuación, pero como fieles seguidores de la filosofía del terroir, que defiende que ninguno de los factores de la ecuación que definen un terroir significa nada sin los demás, sabemos que la fama de la tinta femia se fragua por la conjunción de los elementos que dan forma a este microcosmos, donde la ausencia de cualquiera de ellos lo anularía, sería otro pero no al que nos referimos, el que bebemos y elaboramos, aquel donde el caiño tinto , aquí la tinta femia, entona su do de pecho y expresa sus mejores cualidades: tragos más vibrantes, envueltos en un aroma más expresivo y complejo, de colores vivos y portadores de una longevidad más fresca y elegante. Fuera de este Grand Cru, el caiño tinto-caiño redondo-tinta femia, no alcanza el mismo nivel, esa alegre y vivaz fanfarria juvenil, ni la finura con la que ve pasar el tiempo. El tinto gastronómico universal, amigo de los platos del mundo sin discriminación, combinando con cada uno de ellos con alegría, con el porte que le da su clase salina, fresca, libre de altos voltajes de alcohol, para armonizar con gracia entre tragos y bocados. .

Este territorio, inserto en una de las penínsulas atlánticas gallegas y lindando a una de las rías baixas, celebra desde hace dieciocho años su fiesta del vino. Un precedente y una realidad que señala el lugar de la región donde la viticultura era parte de la cultura local y tenía raíces más profundas, una historia que debe ser respetada por quienes llegan después, la nueva modernidad, muchas veces cargada de prejuicios sobre lo artesanal y /o tradicional, que en muchos casos no llega a su esencia, estableciendo nuevos criterios sobre la tipicidad de un territorio…El municipio donde se ubica este Grand Cru Atlántico pertenece a la indicación geográfica protegida «Ribeiras do Morrazo» que, además de los municipios de la comarca peninsular del Morrazo (Bueu, Cangas do Morrazo, Moaña, Marín y Vilaboa) también incluye los de Pontevedra, Poio y Redondela situadas fuera de la geografía peninsular. Conformándose de esta forma el organigrama vitícola oficial de la fachada occidental gallega (rías, penínsulas y valles de las penínsulas atlánticas de las rías bajas) como un puzzle de comarcas adscritas a dos indicaciones geográficas protegidas (dos comarcas más algunos municipios de otras comarcas) o a una denominación de origen (una comarca más algunas parroquias de otros municipios de otras comarcas) dependiendo de diferentes circunstancias de la viticultura.

La indicación geográfica protegida lleva funcionando seis años. Cuando nació tenía el precedente de las otras igps, con la experiencia y el camino que ellas habían transitado. Esto la colocaba con ventaja para poder avanzar sin demora, sin cometer los errores cometidos por otros, con la necesaria obligación de arrancar con una hoja de ruta clara de defensa de la identidad de un territorio sin concesiones ni tentaciones de caer en escaparates aparentes sin el “cheiro” del terroir. Tampoco debería convertirse en un coto cerrado. Sabemos que cualquier error que se cometa durante los primeros pasos quedará marcado originando prejuicios que serán difíciles de extirpar, alejando a una parte fundamental de los consumidores y de los prescriptores más avanzados y sensibles con la autenticidad.

Terroir, territorio fundado sobre una personalidad e identidad evidente, que acepta diferentes formas de interpretación y filosofías de actuación distintas, aunque nos sintamos más identificados con aquellas que sin adornos superfluos, ni maquillajes que oculten sus huellas dactilares, buscan su transmisión más nítida del paisaje.